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BILBO
PROYECTO DE ANEXIÓN

Clamor mundial contra el plan de anexión israelí de Cisjordania

Se multiplican las voces contra el plan israelo-estadounidense de anexión de parte de la Cisjordania ocupada. Desde un grupo mujeres líderes mundiales a Boris Johnson, los llamamientos a Benjamin Netanyahu para que renuncie a un plan que pone en «grave peligro la perspectiva de paz» en la región. Tel Aviv espera el aval de EEUU.

El nuevo Gobierno israelí podía haber iniciado ayer el proceso de anexión de más de un 30% de la Cisjordania ocupada por Israel, que forma parte del plan para Oriente Medio de Jared Kushner, yerno y asesor del presidente de EEUU, Donald Trump, pero no había definido cómo se realizaría. El proyecto, que espera el aval de Washington, ha suscitado mucha oposición.

Cuarenta destacadas mujeres, entre ellas ex jefas de Estado y de Gobierno y premios Nobel, rechazaron en ayer el plan israelo-estadounidense y advirtieron de que pone en «grave peligro la perspectiva de paz, seguridad y estabilidad» de toda la región.

Las firmantes de la carta, entre las que se encuentran la expresidenta de Liberia y premio Nobel de la Paz, Ellen Johnson Sirleaf; la exministra de Exteriores argentina, Susana Malcorra,o la vicepresidenta del Parlamento alemán Claudia Roth, solicitaron medidas para disuadir esta acción unilateral porque una «anexión no puede quedar sin respuesta». Consideraron que el plan «contraviene la norma fundamental contra la adquisición de territorio por la fuerza, perpetúa la actividad ilegal de asentamientos israelíes y afianza la ocupación en lugar de terminarla».

El primer ministro británico, Boris Johnson, en una columna de opinión en la portada del diario israelí “Yediot Ahronot” urgió al Gobierno de Netanyahu a no llevar adelante su plan al considerar que no solo dañaría los propios intereses de Israel sino que también perjudicaría sus lazos con «el mundo árabe y musulmán, incluyendo la potencial cooperación de seguridad contra amenazas compartidas».

Se limitó a describir la anexión como una «violación a la ley internacional» y agregó que su país «no reconocerá ningún cambio a las fronteras de 1967, con excepción de aquellos que se acuerden entre ambas partes», aunque reiteró su apoyo a Israel y a «su derecho a existir».

A las críticas se sumó Amnistía Internacional, que reclamó parar el plan por ser «ilegal» y promover «la ley de la jungla». Pidió acciones concretas a la comunidad internacional contra esa medida unilateral, que «vulneraría las leyes internacionales y exacerbarían décadas de violaciones sistemáticas de los derechos huma- nos de la población palestina que vive allí». «El Derecho Internacional es muy claro en este asunto: la anexión es ilegal», defendió la ONG, que instó el «cínico menosprecio» de Israel hacia el mismo e instó a los líderes mundiales a «detener de inmediato la construcción o la ampliación de asentamientos ilegales en los Territorios Palestinos Ocupados como primer paso para evacuar a la población civil israelí que vive en dichos asentamientos», creados con «el único propósito de establecer permanentemente a israelíes judíos en tierras ocupadas».

El martes, Sudáfrica envió un duro mensaje de condena contra el plan israelí, que tachó de «ilegal» y que consideró que acabaría con «todas las esperanzas" de un Estado palestino independiente y viable».

Posible retraso

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, resaltó el martes que su Gobierno «seguirá trabajando durante los próximos días» en el plan de anexión, cuyo principal valedor internacional es EEUU, dando a entender que no cumplirá la fecha límite del 1 de julio que él mismo había fijado para el inicio de este proceso.

El ministro de Exteriores israelí, Gabi Ashkenazi, reconoció ayer en declaraciones a la radio del Ejército que era «improbable» que la anexión se produjera en la fecha prevista, mientras que el titular de Cooperación Internacional, Ofir Akunis, indicó que Netanyahu mantienen su intención de llevar a cabo la anexión en julio, pero que no lo hará antes de que Trump dé su visto bueno al plan.

Akunis señaló que la anexión «definitivamente ocurrirá en julio», pero Israel aún no ha recibido la plena conformidad de la Administración estadounidense sobre sus detalles por lo que lo más probable es que no se dé ningún paso hasta que Trump se haya pronunciado».

Gaza, gobernada por Hamas, lidera las protestas frente a la desazón ante la ANP

Alrededor de 30.0000 manifestantes salieron a las calles de Gaza capital contra la anexión de Cisjordania.

La protesta contó con la participación de líderes de las principales facciones políticas de la Franja, incluyendo a Yahya Sinwar, líder del movimiento islamista Hamas, que se dirigió a los presentes y auguró que la resistencia palestina frustrará el plan israelo-estadounidense.

La marcha, encabezada con pancartas con los lemas «No a la Anexión» y «Palestinian lives matter», no se dirigió a la verja divisoria con Israel, donde tuvieron lugar las sangrientas protestas conocidas como Marchas del Retorno, que comenzaron en 2018 y en las que fueron masacrados más de 273 palestinos y 16.000 resultaron heridos por disparos del Ejército israelí.

Sadi Aabed, portavoz de las marchas, auguró, asimismo, que Israel «no disfrutará de calma por mucho tiempo» y aseguró que, tal como sucedió durante la Intifada de 1987, el pueblo palestino sorprenderá a Israel y al mundo con «una nueva oleada de lucha que nadie esperaba».

En las últimas semanas se reanudó, aunque de manera muy intermitente, el lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia Israel, con un total de tres disparos, seguidos por ataques israelíes contra posiciones de Hamas, que controla el enclave desde su victoria en las elecciones de 2007.

Ayer mismo, Hamas informó del lanzamiento de prueba de una veintena de cohetes, pero hacia el Mediterráneo, en señal de advertencia.

A 50 kilómetros, en Cisjordania, hubo protestas en Jericó, capital del valle del Jordán, y en Ramallah, sede de la Autoridad Palestina (ANP), cuyas convocatorias los pasados días han sido escasamente seguidas, lo que evidencia su escasa credibilidad.GARA

Colonias judías, valle del Jordán, Judea y Samaria... y la Biblia

Cisjordania tiene un territorio de 5.655 km2, equivalente al 1% de la superficie del Estado francés. Alberga a 2.8 millones de palestinos y ha sido ocupada por 450.000 colonos judíos.

Los asentamientos se han prácticamente doblado (90%) desde la llegada de Trump.

La mayoría de las 130 colonias israelíes forman una especie de rosario, alineadas a lo largo de la carretera en zonas bajo control militar israelí.

10.000 de los 450.000 colonos judíos ocupan el valle del Jordán, que supone el 30% del territorio de Cisjordania, y donde viven 65.000 palestinos, 20.000 de ellos en la localidad de Jericó. El valle y las colonias están incluidas en la zona C, bajo control exclusivo de Israel, que supone el 60% del territorio de Cisjordania. Son esas colonias y el Jordán (un 33% de la superficie de lo que para Israel es Judea y Samaria) los territorios que Netanyahu y Kurchner quieren anexionar.

Las zonas A y B, estipuladas igualmente en los Acuerdos de Oslo de 1990, suponen el 40% restante y están formadas mayormente por centros urbanos y campos de refugiados, todos ellos bajo control teórico de la ANC.

120.000 palestinos trabajan diariamente en Israel o en las colonias, por la mitad del sueldo que cobran los israelíes de media.

Israel no prevé anexionarse ni las zonas urbanas palestinas junto a las que los colonos judíos han ido imponiendo asentamientos ni los centros urbanos como el propio Jericó, que quedarían como parte de un futuro pero inviable a todas luces Estado palestino.

Colonos israelíes rechazan el plan precisamente porque prevé un Estado palestino «que dejará las migajas para los judíos. No caeremos en esa trampa. Judea y Samaria es una tierra que nos pertenece. Lo manda la Biblia», sostienen.GARA