Ramón SOLA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

6 DE JULIO DE BALCONES Y CORAZONES EN UNA IRUñEA QUE MARCA CAMINO AL RESTO

LO MEJOR DEL 6 DE JULIO DE 2020 ES QUE YA HA PASADO. EL DÍA MÁS APOTEÓSICO DEL AñO EN IRUñEA SE CONVIRTIÓ EN UNA JORNADA DE INTROSPECCIÓN Y RESPONSABILIDAD. CADA UNO LLEVÓ EL MAL TRAGO COMO PUDO Y PASEAR POR ALDE ZAHARRA SE CONVIRTIÓ EN UN EJERCICIO DE EXORCISMO COLECTIVO, UN DUELO CON PAñUELICO.... Y CON MASCARILLA.

Todo fue un no-6 de julio ayer, en el inicio de los no-Sanfermines. Al no-chupinazo le siguió el no-vermut con no-txarangas; luego un no-Riau riau con no-gigantes y cabezudos... y no-zezenzusko, no-barracas, no-reencuentros efusivos, no-bailes desenfrenados, no-besos, no-gaiteros, no-fuegos artificiales, no-visita a los corralillos, no-gaupasa, no-tensa espera del primer encierro, no, no...

Pero hubo también síes en esta jornada de nostalgia absoluta, traumática para todos quienes esperan un año entero este día con una ilusión desbordante, ya tengan nueve años o 90.

Por ejemplo, sí hubo cohetes, lanzados justo a las 12.00 desde las ventanas: también música, en los almuerzos y comidas preparadas sobre todo en domicilios y bajeras; hubo muchas lágrimas, más emotivas incluso que otros años, y hubo, sobre todo, un loable ejercicio de responsabilidad colectiva, que empezó por bares como el referencial Kantxa (junto al Labrit) que decidieron cancelar las reservas y cerrar puertas antes de incurrir en el riesgo de extender el virus.

El dilema de la hostelería no ha sido fácil. La secretaria general de la Asociación Navarra de Pequeña Empresa de Hostelería (Anapeh), Beatriz Huarte, admitía a Efe que hace unas semanas «se esperaba haber trabajado más, pero la tónica general ha sido la cancelación de clientes a última hora, que han seguido las advertencias. Ha sido una respuesta responsable de la ciudadanía y es algo positivo por ese lado».

De blanco, pero impoluto

También hubo, no era incompatible, quienes se acercaron a Estafeta, San Nicolás, Nabarreria o Jarauta. Miles y miles, en un goteo que no agobió. Fueron a celebrar a ratos y llorar otros este no-6 de julio. Lo hicieron en su mayoría de blanco y con pañuelico, pero también con mascarilla. De hecho, los cordones de la Policía Foral y la Policía Municipal se encargaban de recordar a cualquier despistado que sin ella era imposible acceder a puntos como Estafeta entre la Bajada de Javier y Tejería.

Tenían vallas preparadas con el cartel de «Aforo completo», pero lo cierto es que no se produjeron masificaciones. Muchas cuadrillas, de hecho, prefirieron reunirse fuera de «lo viejo», en los barrios. Y fue patente que mucho sanferminero y sanferminera de pro prefirió directamente pasar este malísimo trago fuera de Iruñea, tratando de aferrarse al bálsamo del refrán: Ojos que no ven, corazón que no siente.

Las peñas no fueron una excepción, sino todo lo contrario, en este ejercicio colectivo de sensatez. Los locales de las dieciséis estarán cerrados estos días en que son motor festivo y punto de encuentro. Y a mediodía, cuando Iruñea debería haber estallado en fiestas, difundieron un vídeo en el que representantes de todas ellas recuerdan que este año no hay Sanfermines y que ya falta menos para los siguientes.

Aunque lo cierto, para qué engañarnos, es que falta mucho; 364 días marcará hoy la cuenta atrás de los relojes de Estafeta, que ya está activada hace días. Hay quien sueña con que el covid-19 dé una ventana de oportunidad para algún festejo menor, al menos «para los de casa», como fueron los Sanfermines Txikis de 1978 tras el asalto policial de julio, pero de momento solo es eso, un sueño.

Desde el Ayuntamiento, a mediodía se desplegó un gran pañuelo con el lema «Los viviremos», en el que Navarra Suma dejó su sello al equiparar al euskara con el francés y el inglés (en el vídeo que lo acompaña, la lingua navarrorum va por detrás del gallego). Hay cosas que no cambian, sin pandemia o con ella.

Un montón de medios recogieron las declaraciones del alcalde, Enrique Maya, reiterando la llamada a la responsabilidad, mostrándose convencido de que «todo saldrá bien» y rematándolo con el «Viva San Fermín, gora San Fermin» de rigor.

Ante él, unas 400 personas rigurosamente contadas: era todo el aforo que se permitió en esta plaza en que el cohete concita a más de 5.000 absolutamente abigarradas, en imágenes que tras estos meses de confinamiento y de distancia social nos parecen ya auténticamente marcianas.

Algunos de los sanfermineros congregados siguieron el momento con los pañuelos levantados al cielo, como dicta la costumbre de los últimos años. Otros hicieron justo lo contrario, no quisieron ponérselo en todo el día, porque la tradición establece que sin chupinazo no hay pañuelico.

Este no-San Fermín marcará, de paso, el camino al resto de las capitales vascas. Las de Iruñea no solo son las mayores fiestas de Euskal Herria, sino también las primeras en el calendario, antes de Baiona, Gasteiz, Donostia y Bilbo, que también han quedado canceladas.

Superado el día 6 sin mayores sobresaltos, parece lógico pensar que el ciclo sanferminero siga fluyendo con la misma normalidad hasta la medianoche del 14, día del Pobre de Mí. Eso sí, en el subconsciente colectivo de toda Iruñea estos no-Sanfermines seguirán omnipresentes las siguientes casi 200 horas.

Consecuencias y debates

Las consecuencias económicas para la ciudad serán muy cuantiosas, aunque Sanfermines ya atravesaba un bajón prolongado estos últimos años.

Se estima actualmente que el 15% de los ingresos hosteleros del año se concentran en estos ocho días y medio de juerga ininterrumpida. Queda bastante lejos de los porcentajes que se barajaban décadas atrás, cuando aún se daba credibilidad a la leyenda urbana de que Iruñea llegaba a acoger a un millón de visitantes.

Quizás este paréntesis, ojalá solo de un año, agilice ciertos debates pendientes sobre el modelo sanferminero. Incluido, por supuesto, el asunto taurino: el colectivo animalista celebrará hoy, con un acto en el callejón de la Plaza, que 60 toros y novillos salvarán la vida este año; son los que mueren estoqueados en cada San Fermín en ocho tardes entre el 5 y el 14 de julio.