Daniel GALVALIZZI
AUTONÓMICAS EN GALIZA

Galiza, entre el giro soberanista o renovar todo el poder al PP

Las encuestas favorecen al actual presidente de la Xunta y líder del PP, pero las izquierdas del BNG, PSOE y Galicia en Común podrían alcanzar un tripartito si baja la participación de los mayores, muy afines a Feijóo, y se movilizan sus bases. El mapa político-territorial gallego y su enrevesada relación de fuerzas.

Más de 2,3 millones de gallegos podrán votar hoy tras una campaña enrarecida por la pandemia y en la que el líder del PPdeG, Alberto Núñez Feijóo, es claro favorito de las encuestas para revalidar su mayoría absoluta, algo que podría peligrar si desciende la participación electoral de los mayores –su bastión– por el miedo tras los repuntes de casos de Covid-19 en A Mariño, lo que ilusiona al BNG, PSOE y Galicia en Común, que sueñan con sumar un escaño más.

Además de Feijóo, son candidatos a la Xunta Gonzalo Caballero (PSOE), Ana Pontón (BNG), Antón Gómez-Reino (Galicia en Común), Pancho Casal (Marea Galeguista) y Beatriz Pino (Ciudadanos.) Vox no presenta candidato pero sí listas para diputados por las cuatro provincias.

El líder del PPdeG ha basado su campaña en su «exitosa» gestión de la crisis sanitaria y en crear miedo ante lo que sería un «experimento de un multipartito» pidiendo sin tapujos otra mayoría absoluta que supere los 38 escaños necesarios para investir presidente. Enfrente están con empate técnico el PSOE y el BNG, que registrará una subida histórica –pasaría de 6 a 14 escaños– y que podría dar el sorpasso para liderar la oposición –o en un remoto caso, el gobierno–. Los nacionalistas sacan tajada de un PSOE desdibujado, con un candidato poco aglutinador que hasta está enfrentado con su tío, barón socialista y alcalde de Vigo desde 2007.

Otra novedad será la caída de Galicia en Común, marca local de Podemos, que acude en alianza con IU, Anova y En Marea, nuevamente juntos tras haberse fracturado. De salir segundos hace cuatro años, los morados pasarán al cuarto lugar y perderán dos tercios de sus escaños. Sea como fuere, en el difícil caso de que las izquierdas sumen un escaño más, implicará un giro soberanista y una probable petición de un nuevo estatuto (en lo que coinciden BNG y Podemos).

El mapa gallego es intrincado: cuatro provincias muy heterogéneas que votan muy distinto en las estatales, autonómicas y municipales. «Hay dos partidos gallegos, el PP y el BNG, por implantación territorial e identidad», explica a GARA un dirigente nacionalista de A Coruña que prefiere el anonimato. Admite que parte del éxito del PP en Galiza es por desmarcarse del españolismo, con un discurso regionalista y un poder basado en «la cultura del ‘conseguidor», más fácil de entender si se compara con Latinoamérica que con Euskal Herria o Catalunya. Aquí aún se es una colonia, hay auto-odio en algunos sectores a la identidad gallega».

El PSOE nunca pudo generar un liderazgo claro y es una constelación de baronías locales que prioriza el municipalismo. Desde el nacionalismo siempre señalan que ello es por el viejo pacto no escrito entre Felipe González y Manuel Fraga, para que el creador del PP tuviese su feudo asegurado, bloqueando otra aspiración soberanista. Muchos recuerdan cuando barones socialistas criticaban el bipartito de 2005 con el BNG por dar alas a la tercera nacionalidad histórica.

Ante el estancado PSOE gallego está la implantada coalición del BNG, cuya crisis interna lo llevó hace cuatro años a su peor resultado histórico, algo que supo aprovechar Podemos. Pero su presencia territorial, sus bastiones municipales (como Pontevedra y Carballo) y su simbiosis con la central sindical gallega CIG – con más de 60.000 afiliados– lo mantuvo vivo y le permitió resurgir.

El PPdeG es muy fuerte en el sector rural y en los pueblos de menos de 10.000 habitantes, muy dominante en los mayores de 60. Sus mejores resultados suelen ser en las provincias de Lugo y Ourense.

El BNG tiene su fuerte en lo que los gallegos denominan «las vilas», esas comarcas de entre 10 y 50.000 personas. El PSOE se afianza en la región atlántica y es un voto más urbano, al igual que el fenómeno más nuevo de Podemos, que recoge el desencanto con los socialistas y el BNG y su captación electoral baja mucho cuando no son las generales.

Las encuestas muestran un gran trasvase de votos con respecto al 2019. Un 20% de los que votaron a Sánchez ahora dicen que lo harán por Feijóo, mientras que un 40% que votó a Podemos ahora se decanta por el BNG. La falta de cohesión del PSOE gallego lo lleva a no poder capitalizar su mayor activo: gobierna solo o en coalición cinco de las siete mayores ciudades de Galiza (Vigo, A Coruña, Santiago, Lugo y Ferrol).

Los comicios no sólo definirán la continuidad o no de Feijóo y el liderazgo de la oposición, sino si Vox y C’s vuelven a no alcanzar los votos necesarios para conseguir un escaño, suficientes como para restárselos al PP.