Beñat ZALDUA
Donostia

La participación más baja de la historia abre a Vox las puertas de Gasteiz

Casi una de cada dos personas con derecho a voto en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa optó ayer por no votar. Los principales titulares se dedican al reparto de escaños y al juego político que pueden abrir los nuevos equilibrios en el Parlamento de Gasteiz, pero el primer consenso de esta nueva legislatura que arrancará en breve debería ser la preocupación por la elevadísima tasa de abstención registrada ayer. Hace cuatro años votó un 60,02% del censo, cerca del mínimo histórico registrado en 1994 (59,69%). Ayer, con datos provisionales, la participación se situó en un 52,86%.

Falta todavía incorporar el voto extranjero inscrito en el CERA, en el cual se han aceptado solo 2.522 votos de 75.832 potenciales. Esto hará, simplemente, que la cifra definitiva de participación sea todavía más baja que la ofrecida ayer. Sin ir más lejos, en 2016, la noche electoral se cerró con una participación provisional del 62,3%, y la cifra final fue del 60%. Todavía está por ver, por lo tanto, que la participación definitiva quede por encima del 50%.

Por herrialdes, la participación se desinfló sobre todo en Araba, donde bajó al 50,31% ya con las cifras de anoche. En este herrialde sería un milagro que el dato final no bajase del 50%. En Bizkaia se situó en el 52,52% y en Gipuzkoa en un 54,57%, por encima de la media.

La baja participación, especialmente en Araba, ha supuesto una alfombra roja para Vox, al que le han bastado 4.722 votos para lograr entrar en el Parlamento de Gasteiz. Hace cuatro años, Ciudadanos se quedó lejos de la representación pese a haber logrado 4.784 papeletas.

Base abertzale movilizada

En los próximos días se abrirá el debate sobre las causas y las consecuencias de esta espectacular abstención. Es difícil concretar las primeras, pero las segundas, en términos electorales, son bastante fáciles de señalar. Además de la entrada de Vox, la alta abstención también ha beneficiado a los partidos con la base más movilizada y con los votantes que más importancia otorgan a las elecciones autonómicas. Claramente, son PNV y EH Bildu.

El matiz entre ambas fuerzas, sin embargo, es importante, ya que aunque las dos suman siete escaños más, el PNV crece perdiendo votos –cerca de 50.000 según el recuento de ayer–, mientras que EH Bildu no solo iguala los resultados de 2016 con una participación ocho puntos menor, sino que logra más de 20.000 nuevos votos. Es lo que hace que, en términos porcentuales, el PNV “solo” crezca 1,5 puntos, mientras que la izquierda independentista crece más de seis puntos, pasando del 21,3% al 27,8%.

Sobre las causas, si la responsabilidad de la alta abstención recae sobre el hastío general, el miedo a la pandemia o las fechas estivales, es imposible decirlo al cierre de esta edición. Será necesario un análisis más detallado a nivel de secciones censales para aventurar hipótesis que, en cualquier caso, no podrán señalar una sola causa. Eran muchos los elementos que hacían prever una importante bajada en la participación, aunque prácticamente ninguna de las encuestas la previera en sus estimaciones preelectorales.

A modo de apuntes para seguir hoy el análisis, es importante señalar que, por ejemplo, en Ordizia la participación bajó casi 10 puntos. No demasiado lejos, en dos de las localidades de tamaño medio que menor impacto de coronavirus han tenido, Azpeitia y Azkoitia, la participación bajó cerca de cinco puntos. En Gasteiz, la capital más golpeada por la pandemia, la participación bajó casi 12 puntos. En Donostia, la menos castigada, ocho puntos.