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El fracaso del contrato en prácticas: puerta de entrada a la inestabilidad

La Fundación Iseak, dirigida por Sara de la Rica, ha publicado el estudio «El contrato en prácticas: crónica de un fracaso no anunciado», una investigación que constata que no se han cumplido los objetivos para los que esta fórmula de contratación fue creada: actuar como palanca de entrada al mercado laboral y favorecer la contratación estable de los jóvenes. Esta institución propone eliminarlo y sustituirlo por un contrato indefinido de seis meses de prueba.

Los resultados del estudio realizado por especialistas de la Fundación Iseak, que estudia y analiza el ámbito económico y social, permiten concluir que el contrato en prácticas, creado para promover la transición hacia el mercado laboral de jóvenes con estudios finalizados, así como dotarles de una estabilidad laboral temprana, ha resultado ser un «fracaso». Es por esto que proponen eliminarlo y sustituirlo por un contrato indefinido con un periodo de prueba de hasta seis meses.

El mercado laboral del Estado español padece históricamente, según el estudio, dos anomalías que «lastran su productividad de modo sustancial»: por una parte, los altos y persistentes niveles de desempleo y, por otra, la dualidad contractual, que provoca la existencia de trabajadores relativamente bien protegidos frente a otro colectivo con contratos temporales cada vez de menor duración. Esta dualidad contractual genera inestabilidad laboral, que afecta fundamentalmente a jóvenes.

El estudio tilda de «herramientas esenciales» Las políticas activas de empleo (PAE) para luchar contra el persistente desempleo y contra la cronificación en el mismo. Si bien existen muchos tipos de subsidios a la contratación, dirigidos a diferentes colectivos que pretenden resolver estos problemas, su evaluación es una tarea pendiente, y uno de los objetivos del estudio es, precisamente, reducir esta deficiencia, arrojando luz sobre la eficacia del denominado «contrato en prácticas».

Este tipo concreto de subsidio a la contratación de los jóvenes fue creado en 2002, está dirigido a personas menores de 30 años con estudios superiores finalizados (Formación Profesional o estudios universitarios) y tiene una duración mínima de 6 meses, prorrogable hasta un máximo de 2 años.

La mayoría ya ha trabajado

A nivel descriptivo, lo primero que se ha observado es que 3 de cada 4 personas que firman un contrato en prácticas ya han trabajado anteriormente. En particular, un 10% lo ha hecho en la misma empresa en la que posteriormente firma el contrato en prácticas. Además, otro 10% ya ha tenido antes contratos indefinidos. En concreto, desde el comienzo de su carrera laboral estas personas han acumulado una experiencia laboral media de 561 días. Asimismo, el estudio destaca que más de la mitad de los contratos en prácticas no llega a su fin.

Los resultados del análisis cuantitativo, por otro lado, no muestran mejores resultados. Así, se observa que, tras un contrato de prácticas, una persona joven tienen menor probabilidad de permanecer en la empresa que una persona con un contrato temporal estándar de más de tres meses.

Para quienes se quedan en la empresa, su probabilidad de firmar un contrato indefinido es notablemente inferior si previamente han firmado uno en prácticas que para quienes han firmado un contrato temporal (de al menos tres meses).

En el estudio se resalta también que las mujeres con contratos de prácticas tienen menor probabilidad de firmar un contrato indefinido que los hombres tanto si permanecen en la misma empresa como si se trasladan a otra.

El único resultado positivo que encuentra el estudio es que para quienes se cambian de empresa, la probabilidad de firmar un contrato indefinido es superior si viene de un contrato en prácticas frente a uno temporal.

Dados estos resultados negativos, los autores de la investigación –Sara de la Rica, Lucía Gorjón e Imanol Lizarraga– proponen eliminar el contrato en prácticas y sustituirlo por un contrato indefinido con un periodo de prueba de hasta seis meses de duración, durante el cual «tanto la empresa como la persona trabajadora podrían deshacer el contrato sin los requisitos que un contrato indefinido estándar supone».

Además, creen que el abaratamiento del contrato mediante el subsidio de las cotizaciones a la Seguridad Social o la rebaja salarial debería sustituirse por ayudas a empresas dirigidas a la formación de los jóvenes. De este modo, las empresas obtendrían la «seguridad jurídica» y «flexibilidad adecuadas», y tendrían incentivos para mantener a las personas jóvenes tras el periodo de formación. Por su parte, las personas jóvenes «verían una clara puerta de acceso a mejores condiciones laborales con incentivos para cumplir los contratos».