Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

El país del cedro

Hace ahora cien años, varios meses después del Tratado de Versalles que puso fin a la primera Guerra Mundial con la humillación alemana que prendió la mecha del nazismo, se firmaba otro acuerdo entre vencedores y vencidos que resultó también una afrenta, en este caso al Imperio Otomano. Y es que hace cien años, el tratado de Sèvres desmembraba el mapa turco. Por un lado proponía la autonomía y posterior independencia del Kurdistán. Por otro, bendecía la depredación occidental de Oriente Medio con el protectorado francés de Líbano y Siria y el británico, desde Palestina hasta Irak.

Pero el futuro ni sonrió al Kurdistán, abandonado a su suerte, ni a Palestina, ni a Irak, ni a Siria, ni a Líbano, donde acaba de reventar una indignación social que ha aprovechado Macron para mejorar su imagen internacional paseándose en las calles de Beirut y reclamando reformas democráticas en el Gobierno libanés, como si aún el país del cedro siguiera siendo protectorado del Imperio, como si el presidente francés no tuviera reformas democráticas pendientes en su propio territorio. Cien años después, los mismos intereses, la misma política, los mismos paganos, el mismo cedro para los ataúdes de gente pudiente. Para el resto, pino y si les llega. Como hace ahora cien años.