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La OCDE insta a mantener los estímulos estatales hasta fin de 2021

Sin un apoyo continuado por parte de los gobiernos, las economías de las principales potencias tardarán en alcanzar los niveles de actividad previos a la pandemia del covid-19. Así lo entiende la OCDE, que, en su última revisión de previsiones, plantea un resultado menos catastrofista para el conjunto de este ejercicio.

La recesión global en 2020 debería ser menos severa de lo que había previsto inicialmente gracias a la reacción «rápida y consecuente» de los Estados, estima la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que insta a los gobiernos a prolongar sus planes de estímulo hasta finales de 2021, para cuando espera que la recuperación se haya estabilizado.

«Menos consumo, menos inversión, menos producción, menos comercio, menos empleo». De esa forma resumió Laurence Boone, economista jefa de la OCDE, la actual coyuntura económica mundial al presentar la revisión de las previsiones macro para este y el próximo año.

Las cifras son vertiginosas: entre finales de 2019 y finales de 2021, la economía mundial podría haber perdido 7 billones de dólares o, lo que es lo mismo, «el PIB combinado de Alemania y Francia». Un déficit que podría reducirse a 4 billones en el mejor escenario de la evolución de la pandemia, o llegar a 11 billones en el peor.

Porque, si algo es cierto, es que «el nivel de incertidumbre sigue siendo altísimo» y el covid-19 «nos acompañará en los próximos 12 a 18 meses».

«La política importa»

Boone indicó que, pese al sombrío escenario, la lección que se extrae de esta crisis es que «la política importa» y que «los gobiernos aún tienen mucho margen de acción». «Ya habrá tiempo de ajustar las finanzas públicas», subrayó, antes de reclamar que no se repitan «los errores fiscales de la última crisis», cuando se retiraron pronto los estímulos y eso dificultó la senda de recuperación.

Volviendo al informe de las perspectivas intermedias de la OCDE, que repasa las de junio, el impacto de la pandemia de coronavirus sobre la economía global provocará este año una caída de la actividad del 4,5% en términos de PIB. Por ese lado, mejora en 1,5 puntos su estimación inicial, aunque al mismo tiempo augura que en 2021 el crecimiento será “solo” del 5%, dos décimas menos que hace tres meses.

La moderación del catastrófico balance final de este año se debe, sobre todo, a que «en China y Estados Unidos se han registrado en el primer semestre mejores resultados que los previstos». No obstante, este descenso del -6% al -4,5% enmascara «diferencias considerables» según los países analizados.

Como se observa en la tabla adjunta, solo China terminará el año con crecimiento positivo (1,8%) y el próximo ejercicio seguirá marcando un buen ritmo (8%). EEUU deberá esperar a finales de 2021 para recuperar la caída de 2020 (-3,8%), lo que no lograrán ni las mayores economías europeas ni Japón.

Es más, el diferencial entre el descenso de este ejercicio y el crecimiento del próximo es muy fuerte en los casos de Japón (-4,3), Italia (-5,1) y el Estado francés (-3,7), lo que se hace notar en el conjunto de la eurozona, que se dejará 2,8 puntos al combinar los dos años.

Tampoco presentan unos índices de recuperación satisfactorios Rusia ni Brasil, mientras que India tendría una oscilación espectacular, de diez puntos en ambos sentidos, para volver al nivel anterior a la pandemia.

En general, la OCDE se muestra preocupada por lo que sucederá el próximo año. «El ritmo de la reactivación mundial ha perdido impulso en el transcurso de los meses de verano, en particular en las economías más avanzadas», constata en este informe cargado de claroscuros.