Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «The Father»

La muerte como condicionante de nuestras vidas

Fue en Donostia donde la pareja de cineastas búlgara formada por Kristina Grozeva y Petar Valchanov se dio a conocer internacionalmente, al ganar el premio New Directors con su primer largometraje “La lección” (2014), para acto seguido triunfar en el festival de Gijón con su siguiente “Un minuto de gloria” (2016), que obtuvo los premios de Mejor Película, Mejor Guion y el FIPRESCI de la crítica internacional. Y ahora repite con el trío estelar de su ópera prima, con Ivan Bernev, Ivan Savov y Margita Gosheva en “Bashtata” (2019), película ganadora en el festival de Karlovy Vary del Globo de Cristal a la Mejor Película. Lo que cambia en su nueva propuesta con respecto a sus dos trabajos precedentes es la crítica social a la deriva política de los países del Este, que aquí queda como simple telón de fondo para una historia mucho más universal, nada menos que la consideración de la muerte como condicionante de nuestras vidas.

Siendo el asunto grave, el tratamiento que recibe es abiertamente tragicómico, lo que le quita hierro y lo deja en manos del puro azar como definitivo juez supremo del proceder humano en la tierra. Todo sucede en “Bashtata” (2019) dentro de una cadena de fatales y fortuitos acontecimientos que se van sucediendo de forma precipitada, sin tiempo para la reflexión o el ejercicio de la cordura. Las locuras del padre, que podría padecer un principio de demencia senil, las paga el hijo, quien también tiene que terciar con una novia embarazada a la que se le antoja mermelada de membrillo, atrapado en una maraña familiar que fuerza su torpeza hasta extremos absurdos que ponen en peligro su integridad física.

El funeral con que se abre la película marca el protagonismo de la pérdida, a la cual se resiste el padre, y la no aceptación junto con sus aficiones esotéricas le llevan a ser víctima propicia del negocio de la videncia y la parasicología más fraudulento.