Víctor ESQUIROL
TRUE MOTHERS

Maternidad luminosa; por derecho natural o contractual

Ahí está Naomi Kawase, más de tres décadas después de que la descubriéramos, haciendo aquello con lo que nos enamoramos de su cine. “True Mothers” es, como insinúa el propio título, un drama sobre la maternidad. Otro a cuenta de una directora que, evidentemente, se siente a gusto abordando el tema. Al fin y al cabo, su arte es, sobre todo, conocimiento de causa. Por experiencia vital (pues hablamos de una de las cineastas que, en su cénit, mejor supo fundir sus creaciones con su propia persona), pero también por ser poseedora de una fórmula que, a pesar de que se haya ido diluyendo con el paso del tiempo, aún funciona.

En este caso, la viabilidad de dicha manera de concretar películas se rubrica con una historia que habla, como cabía esperar, de aquello que convierte a una mujer en madre; de las responsabilidades, deberes, sufrimientos e –inmensos– placeres que se derivan de un estatus (llamémoslo así) originada o legitimado a partir de derechos naturales y contractuales. Para entendernos, este es un drama (brillantemente articulado a partir de flashbacks que alargan en el tiempo) que pone en el mismo encuadre a una madre biológica y a la que se hará cargo de su hijo. Una trama de lazos y caminos cruzados que confirma que el nicho cinéfilo a lo mejor ha perdido el monopolio de una de sus más veneradas artistas... pero que con dicho proceso, el gran público (el mundo real, vaya) ha ganado a alguien capaz de manufacturar dramas adultos que llamen a la emoción del espectador, pero que también le enriquezcan como persona. Si este es el trato, de verdad que no me parece tan malo. De hecho, opino que es bastante bueno. Porque detrás de las notas emotivas de piano, y de las cámaras lentas, y del tratamiento preciosista de la luz... sigue latiendo con fuerza una Kawase muy reconocible: un ser humano luminoso.