I.B.
BILBO

Bizkaia no consigue atajar el impacto en las residencias

Bizkaia, que entró en 2021 con una incidencia acumulada de 203 casos por cien mil habitantes y ayer estaba en 335, mantiene la peor evolución epidemiológica en Euskal Herria, y parte de ese empeoramiento se explica por la alarmante situación en las residencias de mayores, que en los últimos días han ido encadenando varios brotes de gran importancia uno tras otro. Así, a fecha de ayer eran ya 342 los residentes afectados, 31 de los cuales están hospitalizados y 69 han sido derivados a las unidades especializadas de carácter sociosanitario que la Diputación tiene en Birjinetxe y Unbe.

Hace una semana saltaron las alarmas por la situación en la residencia Txurdinagabarri, en Bilbo, con cerca de dos centenares de contagios, entre residentes e integrantes de la plantilla, en un foco que habría provocado también la muerte de al menos una docena de usuarios.

Después, a comienzos de esta semana se ha conocido que un brote en Marcelo Gangoiti (Muskiz), cuya intervención pidió ayer EH Bildu, ha superado de largo el centenar de positivos, con casi todos los residentes –93 de 103– y más de una veintena de trabajadores afectados, a los que hay que sumar 17 del centro Beato Domingo Iturrate, Getxo.

Truiondo y Misericordia

Siguiendo esta secuencia, fuentes de la Diputación informaron ayer de que el último cribado llevado a cabo en la residencia Truiondo, de Zamudio, ha elevado hasta 90 el número de usuarios y profesionales contagiados. Y, por si fuera poco, trece residentes en la Casa de la Misericordia de Bilbo han dado positivo después de que el viernes se les administrara la primera dosis de la vacuna, en un caso similar a lo ocurrido en la residencia Ibañeta, en Nafarroa.

Antes de que se conocieran estos dos últimos brotes, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, había declarado que el detectado en la Residencia de Muskiz es «una lección», y añadió que «no nos podemos relajar», sino que hay que «seguir trabajando con la máxima precaución». «Máxima precaución, empezando por nosotros como Administración Pública», apostilló el mandatario vizcaino. Poco después de que hiciera estas declaraciones se supo de la situación que se vive en Zamudio y en la Casa de Misericordia.

Lo cierto es que todos estos brotes, y el breve espacio en el que se han producido, dibujan un escenario preocupante por sus consecuencias y constatan que el Ejecutivo foral no es capaz aún de atajar el impacto de la pandemia sobre las residencias, donde ya se han producido 148 fallecidos en la segunda ola, cuatro en las últimas 48 horas.

Cuatro decesos menos que en Bizkaia, 144, se han registrado desde agosto en Gipuzkoa, que ayer comunicó uno más, el de una persona usuaria del centro Debagoiena de Aretxabaleta, el más afectado desde el inicio de la segunda ola de la pandemia.