Alberto Matxain
JOPUNTUA

Un mensaje terrible

El miércoles pasado, Idoia Mendia, vicelehendakari segunda de la CAV, fue entrevistada en Radio Euskadi. El entrevistador le preguntó sobre la undécima condena del TEDH al Estado español por no investigar una denuncia por torturas. La respuesta de la señora Mendia generó una polémica que fue ahogada por otras polémicas que se han ido sucediendo estos días. Más allá de la torpeza de la vicelehendakari al hacer comparaciones desafortunadas con el resto de países de la UE en materia de condenas, creo que una reflexión se impone.

Idoia Mendia afirmó que el Estado no tiene una deuda pendiente en el reconocimiento del uso de la tortura, y que lo más importante es que estos casos no se vuelvan a dar. Esto es tremendamente insuficiente, señora Mendia. Miles de personas han sido torturadas, no pocas de ellas más de una vez. Once de ellas murieron a consecuencia del infierno sufrido. Otras sufren estrés postraumático. Algunas han desarrollado enfermedades mentales crónicas. Como bien sabe usted, denuncias se han interpuesto muchas, pero se han investigado pocas. La cantidad de condenados es ridícula, y gran parte de ellos han sido indultados, algunos incluso ascendidos y condecorados, como Sánchez Corbí, condenado en 1997 por torturar a Kepa Urra.

El mensaje que usted envía a las víctimas y a la sociedad es terrible. Diciendo que con lo que se ha hecho es suficiente, está sosteniendo la impunidad, cuando lo que necesitan las víctimas es verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.

Qué diferente el mensaje de Victoria Montenegro, diputada argentina robada a su madre cuando era un bebé en plena dictadura. En una entrevista a este medio, dejó la siguiente frase que reproduzco para usted: «Cada condena hace que los jóvenes que hoy son parte de las Fuerzas Armadas argentinas y que no tienen nada que ver con esta historia, tengan claro que si alguien en algún momento decide no respetar la voluntad popular y alzarse en armas contra el pueblo, lo va a pagar, que la impunidad no es una opción para Argentina». Señora Mendia, ¿por qué la impunidad de las FSE es una opción para este país?