Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
Entrevista
AURELIO BARRICARTE
JEFE DE SECCIÓN DE ENFERMEDADES TRANSMISIBLES Y VACUNACIONES

«Habrá que pedir cita; pasado un tiempo, llamaremos en repescas»

Barricarte es el responsable del Instituto Navarro de Salud Pública y Laboral para las vacunaciones y ahora le toca pilotar la campaña de mayor envergadura de las últimas décadas, con la problemática añadida de la escasez de vacunas.

¿Cómo ha ido la experiencia de estas primeras vacunaciones? Hasta donde sé, no se ha informado de que haya habido efectos adversos.

Sí que los hemos registrado. Un acontecimiento adverso es cualquier cambio en la salud que surge después de administrar una vacuna, sin que necesariamente tenga que estar ocasionado por la vacuna. Pueden ser coincidentes en el tiempo o estar relacionados con el propio acto de vacunarse, como el temor al pinchazo que haga que la gente se maree, o relacionados con la propia vacuna, como el dolor en el lugar de la inyección o la fiebre. En este sentido, sí que se han notificado hasta el 7 de febrero 243 casos con acontecimientos adversos. Y de los 243 casos, hay 668 acontecimientos adversos, porque un mismo caso reporta varios acontecimientos adversos. Lo cierto es que el 94% han sido leves. Y son acontecimientos adversos esperados, que ya aparecen en las fichas técnicas de la vacuna y sabíamos que podían darse.

Recuerdo que en el ensayo de Pfizer hubo tres personas vacunadas fallecidas, pero entre los que recibieron el placebo habían muerto el doble, porque se probó en gente con enfermedades graves. Aquí la primera fase de la vacunación ha sido a personas débiles, a ancianos.

Era gente muy mayor, sí, con comorbilidad importante y poca esperanza de vida. Si vacunas en poco tiempo a 5.000 de estas personas, lo lógico es que encuentres fallecidos, pues es población que puede fallecer por otros motivos. No se ha registrado ningún fallecimiento que se haya considerado derivado de la vacuna. Sí que ha habido fallecidos vacunados.

Tenemos encima la vacunación de mayores de 80, que es un colectivo muy grande, de 40.000. Ir a una residencia y vacunar a un grupo muy concreto y cerrado es fácil, pero ¿cómo se procederá a partir de ahora?

El ejemplo es la vacuna antigripal. El año pasado vacunábamos la primera semana a un ritmo de 10.000 vacunas diarias. A 40.000 los podríamos vacunar en cuatro días. Previo a la administración, podemos poner distintos tipos de cita. Puede ser una cita web, en la que el interesado o un familiar a través de una aplicación solicite la vacuna. Como una aplicación de este tipo distingue la edad que uno tiene, le deja planificar el día en que quiere vacunarse en su centro de salud. Él puede escoger día y centro de salud. Con esto ya sabemos cuántas dosis tenemos que llevar cada día a cada centro de salud. Otro sistema de cita que se empleó para la gripe era un call center, un sitio al que la gente llamaba y se le citaba. En el call center saben si uno cumple los criterios de vacunación y le citan. Y la tercera alternativa era llamar al centro de salud. Con todo esto, cuando la agenda está llena por día, se pueden repartir las vacunas que son necesarias. Aunque sean vacunas con las características de ultracongelación como las de Pfizer o Moderna, las podríamos distribuir de forma adecuada.

Finalmente, la gente va a tener que ser proactiva. De la forma más sencilla posible, eso sí.

Creo que es un modelo que, aunque haya que ser proactivo, existe un interés real por vacunarse. Habrá que pedir cita. Otra cosa es que, pasado un tiempo, el centro de salud que sabe quién no se ha vacunado haga una repesca y llame para citar a esas personas. Pero a la hora de valorar la disponibilidad de la persona y saber en qué momento quiere vacunarse, creo que es mejor una cita proactiva.

Llevo meses volviéndome loco con la programación de envíos de la UE. Solo Pfizer va a enviar vacunas en el segundo semestre para vacunar a un 30% de la población. A poco que se aprueben las que están a las puertas y que Moderna y AstraZeneca cumplan, llegar a ese 70% de población no parece tan lejano.

Una cosa ha sido hasta ahora la proclamación de lo que nos iba a llegar y otra distinta la entrega. Pfizer ha ido más o menos cumpliendo, pero Moderna no ha cumplido. Y también dependemos de que las otras marcas que parece que llegarán cumplan con el calendario previsto. Si fuera por el sistema sanitario exclusivamente, no habría problema. Si nos llegaran esas dosis de Pfizer, nos daría para vacunar a todos los mayores de 55 años con esa marca. Y con la efectividad de esa vacuna, prácticamente descargaríamos al sistema sanitario de toda la presión del covid. Y ten en cuenta que podríamos seguir vacunando a menores de 55 con AstraZeneca y las demás. Si eso fuera así, llegaríamos. Pero, insisto, hace falta que la entrega de vacunas sea la prevista. La experiencia es que no se está cumpliendo.

Esta semana ya se han anunciado acuerdos para desplegar nuevos puntos de vacunación. ¿Hasta qué punto es oportuno el modelo?

Desde mi experiencia y visto que somos capaces de vacunar a más de 10.000 personas al día en consultorios, no serían del todo necesarios. Uno de los motivos clásicos de usar este modelo es no vacunar en los mismos sitios que se atiende a pacientes, por evitar riesgos de transmisión. En Navarra vacunamos de gripe en octubre y noviembre con tasas de enfermedad muy superiores a las que tenemos y a las que previsiblemente tendremos, debido al efecto de la climatología, a la tendencia decreciente y a tener cierta proporción de población vacunada. Hasta ahora nos ha venido muy bien un modelo de equipos de vacunación especializados que acuden a diferentes puntos, como las residencias, pero en una estrategia ya con vacunas abundantes para tramos amplios de población, lo lógico es depositar las vacunas en los centros que se usan en otras ocasiones. A pesar de ello, la vacunación en consultorios puede convivir con centros de vacunación masiva, sobre todo cuando los centros de Atención Primaria no conocen a quién tienen que vacunar o cuando distribuir a ciertos grupos entre tantos centros de atención no resulta eficiente. Por ejemplo, ahora se está vacunando a farmacéuticos menores de 55 años, cuyos listados los ha facilitado el Colegio de Farmacéuticos. Si a cada uno de los farmacéuticos lo distribuimos en su consultorio habitual, sería un modelo muy ineficiente, porque a cada centro habría que enviar una o dos vacunas. Esto un centro de vacunación masiva te lo soluciona perfectamente. Por esto convivirán los dos modelos, pero diría que la carga fundamental acabará en los centros de salud.

Usted lo ha apuntado ya. Hay un mantra de que hay que llegar a la inmunidad de rebaño, pero el alivio hospitalario llegará antes, porque la estrategia es cubrir a los vulnerables.

Si en dos meses somos capaces de vacunar a la población de más de 60 años, que aunque representan poco más de la cuarta parte de la población suponen el 80% de la carga hospitalaria, casi vaciaríamos los hospitales.

¿Y esto no es casi acabar con la epidemia? Porque los contagios nunca van a parar y este virus se queda. Lo que determina el final de la emergencia es que los contagios ya no nos importen tanto, porque no nos traen muertes ni casos severos.

O, más bien, no nos generan una cantidad de casos severos que nos supongan una limitación del sistema sanitario para atender otras patologías. La vacunación lo que hará es liberar el sistema sanitario para que se pueda dedicar a otras actividades que son tan necesarias como atender pacientes covid.

A menos que las variantes lo compliquen otra vez todo.

Esa es la incógnita, que nuevas cepas pudieran escapar de la cobertura vacunal. Por lo demás, mi única duda es que las farmacéuticas cumplan.

Si las vacunas fallan, ¿habrá que revacunar?

Costaría un poco desarrollar vacunas contra estas cepas, pero desde luego sería un periodo mucho más breve que las actuales, porque ya se tendría la experiencia anterior.

Salió la semana pasada el portavoz de la Agencia Europea del Medicamento aclarando que no habría fase 3, que con cientos de personas bastaría.

Con demostrar inmunogenicidad sería suficiente, sí.