Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «The Grandmaster»

Trascendencia y Kung Fu

Lo que para Wong Kar-wai supuso una de sus obras más ambiciosas, en la que invirtió dieciséis años y cuyo rodaje se prolongó durante cinco, quedó en un modesto territorio intermedio situado a gran distancia de sus mayores logros creativos.

En su apuesta por reinventar el cine de artes marciales, el maestro chino quiso imprimir un toque muy personal dentro de una temática siempre abocada a la acción. En cambio, en “The Grandmaster” lo que impera es la mirada reflexiva de corte melancólico. Esta epopeya fílmica dedicada al Kung Fu, una disciplina nacida en los burdeles, se escenifica en los años 30 y tiene su epicentro en la muy singular relación entre dos maestros de Kung Fu. Por un lado, y llegado desde las provincias del sur, topamos con el icónico actor del autor de “Deseando amar”, Tony Leung, y desde el extremo opuesto de China se asoma el personaje encarnado por Zhang Ziyi, actriz de sobrada versatilidad que deslumbró junto a Zhang Yimou y que participó en las antológicas coreografias que diseño Ang Lee en “Tigre y dragón”.

Citado este título de Lee, cualquier comparativa puede resultar hiriente, porque el espectador nunca encontrará en la visión de Wong Kar-wai la fastuosidad y sentido del espectáculo que imprimió Ang Lee en su acercamiento al género wusia. Lo que Kar-wai nos propone es algo mucho más profundo, una especie de pulsión telúrica que nace de las mismísimas entrañas de sus protagonistas.

En este sentido, el director se esmera en captar los movimientos y el sentido de cada golpe dentro de un envoltorio visual impresionante. Por el contrario, el autor naufraga en cuanto delega la palabra en sus personajes. La ampulosidad vacía del discurso y la pose mística de sus personajes lastran el segundo tramo del filme.