Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «My Blueberry Nights»

Desajustes emocionales en tiempos de soledad

En esta su tarjeta de visita occidental, Wong Kar-Wai prolongó las señas de identidad de un creador que parece atrapado en sus propios travellings ralentizados. Ante la incapacidad de querer aportar algo novedoso, el cineasta chino que asombró con la película “Chunking Express”,  enamoró con “Happy Together” y, sobre todo, “Deseando amar” y dio avisos de una peligrosa reiteración en la fallida “2046”, permaneció atrincherado en su universo de soledades compartidas.

En “My Blueberry Nights” topamos con un viaje iniciático y emocional alimentado por los motores del desamor. La ruptura con su pareja sirve al personaje encarnado por Norah Jones para dar inicio a un viaje físico que despega en una cafetería olvidada y se prolonga en diversos puntos de los Estados Unidos. A lo largo de su periplo, la protagonista conocerá a diversos personajes que padecen su mismo mal y que sirven de termómetro emocional para una sociedad marcada por la soledad y el desencanto.

Visualmente muy sensual, “My Blueberry Nights” sigue un ritmo pausado que, si bien no resulta extraño para los seguidores de Kar-Wai, puede mostrarse un tanto mecánico por culpa de una insistencia, casi obsesiva, por parte del cineasta de querer dejar constancia de su sello personal en cada uno de sus planos, tal y como certifica la inclusión de escenas que nunca aportan nada nuevo a la historia y terminan por lastrar un atractivo viaje a las entrañas del desamor.

El prestigioso Darius Khondji volvió a hacer gala de su paleta de colores personalizados y aplicó a la fotografía una atmósfera de tonalidades más cálidas que envolvieron con mucha sensualidad a Rachel Weisz, Natalie Portman y David Strathairn; tres actores que destacan dentro de un conjunto interpretativo en el que Norah Jones ejerció de guía testimonial a lo largo de este mapa de desajustes sentimentales.