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Turquía achaca a la UE el desplante a Von der Leyen

El Gobierno turco atribuyó a la propia UE el protocolo en la reunión de sus líderes con su presidente, Recep Tayyip Erdogan, que dejó a la presidenta de la Comisión Europea en un segundo plano en un sofá. Ankara asegura que la parte europea sugirió la disposición de los sillones que ha reflejado una imagen sexista del encuentro, de desunión de las instituciones comunitarias y de debilidad de la Unión Europea frente a Turquía.

Turquía criticó ayer las que considera «acusaciones injustas» de la Unión Europea tras la afrenta protocolaria a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen en Ankara, responsabilizando a las autoridades europeas del bautizado como «sofagate».

Ankara sostiene que la disposición de los sillones que ha provocado la polémica había sido sugerida por la parte europea. La presidenta de la Comisión fue colocada en un sofá durante una reunión de los presidentes de las instituciones de la UE con el jefe de Estado turco, Recep Tayyip Erdogan, que reservó los lugares preferentes para el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y para sí mismo.

La imagen ha aumentado la fricción entre Ankara y Bruselas, cuya relación ya era tensa.

«Se respetaron las solicitudes de la UE. Esto significa que la disposición de los asientos se hizo a su solicitud. Nuestros servicios de protocolo se reunieron antes de la reunión y sus solicitudes fueron respetadas», afirmó el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu.

La escena fue filmada y difundida ampliamente en las redes sociales bajo el hashtag #Sofagate, y provocó numerosos comentarios sobre el trato desigual entre los dos responsables de las instituciones europeas, así como su carácter sexista.

Von der Leyen, de pie, parece no saber dónde colocarse mientras el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el presidente turco se sitúan en los dos sillones preparados para la reunión. Luego, la presidenta de la Comisión se sienta en un sofá lateral, frente al ministro turco de Exteriores. Von der Leyen mostró su disgusto por haber sido colocada en un segundo plano y exigió ser tratada como igual al presidente del Consejo.

Su portavoz aseguró que se trató de un fallo de protocolo ya que «los presidentes de las dos instituciones tienen el mismo rango protocolario». Sin embargo, el Consejo Europeo, organismo que representa a los Estados miembros, opinó que el incidente se produjo por una interpretación estricta del protocolo que establece una distinción entre el rango de jefe de Estado, que ostenta el presidente del Consejo y el estatus de primer ministro, que recae sobre la presidenta de la Comisión. Además, se defendió afirmando que no tuvo acceso previo para revisar la sala donde se produjo el polémico encuentro. El equipo que se encarga de protocolo de la Comisión no acudió al viaje.

En cualquier caso, el «sofagate» ha dado una imagen de desunión entre las instituciones comunitarias y de sumisión de estas a Turquía, Estado al que la UE paga como gendarme de la inmigración para evitar que los refugiados lleguen a su territorio. A Michel también se le reprocha no haber reaccionado en el momento para evitar «el trato diferencial, incluso reducido, de la presidenta de la Comisión», según sus propias palabras. No hizo ningún comentario en las 24 horas siguientes, hasta que ayer se justificó afirmando que «en ese momento, al percibir el carácter lamentable de la situación, optamos por no agravarla con un incidente público (...)» y por «privilegiar el contenido de la discusión política» con el presidente turco.

El caso ha provocado reacciones de indignación en Europa, especialmente porque ocurrió unas semanas después de la retirada de Turquía de la convención europea sobre la prevención de la violencia contra la mujer.