Ibai AZPARREN

25 AñOS DE UNA LUCHA DE BARRIO QUE TRAJO EL EUSKARA A SAN FRANCISCO

Un cuarto de siglo después, padres y madres pioneras reviven la movilización vecinal por la implantación del modelo D en Alde Zaharra de Iruñea, y los primeros alumnos rescatan de la memoria la evolución de la Escuela San Francisco tras su ingreso.

La Escuela de San Francisco fue inaugurada hace justo 116 años, cuando Iruñea contaba con solo 28.000 habitantes. Sus añejas paredes han visto de todo desde entonces: «rifas del cuto» organizadas por los alumnos, la instalación de una Central Telefónica y hasta mítines izquierdistas durante la II República española. También fueron testigos de la involución educativa y de censura cinematográfica, tras instalarse allí el Gabinete de Censura en plena dictadura franquista. Sin embargo, los vecinos y vecinas de Alde Zaharra recuerdan San Francisco como escenario de un logro en favor de la normalización del euskara.

Fue en el curso 1995-96 cuando un pequeño grupo de 13 alumnos estrenaron la enseñanza pública en euskara en este célebre colegio que había experimentado un notorio declive superados los años 80, tras albergar en la década anterior más de 800 alumnos. «Las escuelas se estaban dejando morir de inacción, tendían a desaparecer», relata Iñaki España, vecino de Alde Zaharra y uno de los padres de aquella generación que GARA cita frente a la escuela.

Han pasado 25 años desde que estos padres y madres iniciaran un tortuoso camino lleno de trabas políticas que otra generación había emprendido un año atrás. Koldo Lakasta rescata las palabras que el director general de Educación, Santiago Arellano (UPN), espetó, al estilo de Fraga con la ikurriña, a uno de esos padres: «Antes de abrir en euskera en San Francisco, tendréis que pasar por encima de mi cadáver». «Entonces llegamos nosotros, sabiendo que lo teníamos muy difícil. Juntamos a un grupo majo e intentamos llamar la atención de alguna forma, en los medios, entre la gente del barrio... Incluso nos encerramos en el despacho de Arellano», rememora Koldo Zabaleta.

«Por parte de las autoridades se veía claramente que aquí no querían una escuela, y menos en euskara», explica Marian Antoñana, quien añade que solo querían «poder traer a los hijos sin coger un autobús, que pudiesen venir solos con los años y que pudieran relacionarse en el barrio». Un deseo que entonces chocaba con la tendencia general de salir de Alde Zaharra a nuevos barrios como Mendillorri. Por tanto, lograr una escuela pública en euskara y a contracorriente no era tarea fácil teniendo en cuenta la postura inflexible del Gobierno de UPN, que exigía un ratio de 20 alumnos. Así, todos remarcan que la efímera coalición PSN, CDN y EA, que en 1995 tomó el relevo del Ejecutivo de Juan Cruz Alli, fue decisiva.

Primeros pasos

La oposición que siguió al comienzo en la escuela se desvaneció muy deprisa, pues para el siguiente curso se sumaron otros 36 alumnos. Hoy son más de 300 los niños y niñas que cursan en modelo D, de un total de 400. Sin embargo, Koldo Lakasta recuerda las primeras reticencias: «Una semana antes de abrir, cuando ya nos habían aceptado, vinimos y no nos dejaron entrar».

Llegó el primer día de clase y el aula no estaba dotada. Fue este grupo de padres y madres el que organizó un comedor en euskara, pusieron los muebles e incluso trajeron juguetes desde casa. Solo contaban con una profesora de la que guardan un grato recuerdo, al tiempo que alaban el trabajo del resto del profesorado que se implicó en la mejora de condiciones, en peticiones de extraescolares, campamentos...

Evidentemente, los primeros 13 alumnos, que ahora tienen entre 28 y 29 años, no recuerdan con exactitud los primeros pasos en esta vieja escuela, pero sí los años posteriores. «Era precario, un edificio antiguo, no teníamos un patio cubierto... era complicado pero especial, porque al final estábamos en el barrio, en casa», recuerda Ekhiotz Lakasta. Naia López, por su parte, destaca que había «mucho sentimiento entre los alumnos por estar y quedarse en el barrio. Hoy nos seguimos teniendo mucho cariño».

No obstante, todos coinciden en que fue al llegar al instituto cuando comprendieron lo que suponía ser los primeros alumnos euskaldunes de San Francisco: «Ahí nos dimos cuenta de dónde veníamos, qué habían hecho nuestros padres para lograr todo eso», explica Ane Zabaleta.

Una pelea que Nerea Arza anima a extender al conjunto del herrialde: «Animamos a todos los padres y madres a que sigan luchando, porque el euskara tiene que ser oficial en toda Nafarroa. Si lo hemos conseguido aquí, en San Francisco, se puede conseguir en toda Nafarroa».