Julen Orbea
Irati Gurasoekin Euskal Herrira
KOLABORAZIOA

Ha llegado la hora

Hace un año, nacía la dinámica Irati Gurasoekin Euskal Herrira con un manifiesto creado por Katixa Agirre al que se adhirieron hasta 4.000 personas. El manifiesto preguntaba quién es capaz de dañar a un niño o una niña intentando visibilizar la vulneración de los derechos de muchas niñas que tienen a su ama, aita o ambos en prisión.

Comenzó ante la situación que estaba viviendo Irati, una niña de Bilbao que vivía con su madre en la cárcel de Aranjuez, a 450 kilómetros de Bilbao. Según la legislación penitenciaria española, al cumplir tres años sería obligada a abandonar la cárcel, y tendría que trasladarse a vivir a cientos de kilómetros de sus progenitores.

Nuestra demanda ha sido clara y precisa: que se crearan módulos mixtos para familias en las cárceles vascas poniendo en primer plano los derechos de las niñas a estar lo más cerca posible de su progenitores y la creación de pisos tutelados para que trasladasen allí a familias y en este caso, Irati pudiera vivir en la ciudad de arraigo, cerca de su entorno familiar, escolar y social.

A lo largo de estos meses hemos llevado a cabo diferentes iniciativas, nos hemos movilizado y caminado junto a muchas personas y agentes de toda índole. El Ayuntamiento de Bilbo selló un acuerdo firmado por la gran mayoría de partidos políticos que pedía expresamente el traslado a una prisión vasca de la madre y el padre de Irati, y también el Parlamento de Gasteiz escuchó nuestras demandas a la espera de que llegara la transferencia de prisiones.

Llegó el 8 de marzo, Irati cumplió tres años y vino a vivir a Bilbao. Se convirtió en una de las 88 niñas de la mochila obligadas a la carretera para poder ver a su aita y ama. Izadi, hija de María e Iñigo, continúa viviendo en la prisión de Aranjuez con su ama, siendo la única hija de presos vascos que vive en prisión. El 12 de marzo Instituciones Penitenciarias anunció el traslado de Iñaki y Bea a la prisión de El Dueso a cincuenta minutos de casa y fue una buena dosis de alegría. Pero han tardado mes y medio en trasladar a Bea.

La realidad parece no estar del lado de estas niñas actualmente. A día de hoy Irati no ha podido ver a su familia. Una niña de tres años rodeada del cariño de su amama, osaba, el profesorado de Karmelo ikastola y personas cercanas, pero todo eso no es suficiente cuando faltan ama y aita. Las consecuencias psicoemocionales, de apego, etc., que pudiera sufrir son totalmente evitables.

Irati Gurasoekin Euskal Herrira finaliza oficialmente hoy su andadura. Hemos estado esperando a que Iñaki y Bea fueran trasladados desde Aranjuez. Un año intenso en el cual agradecemos todo el apoyo mostrado por vecinas, artistas, deportistas, Sare Herritarra, Etxerat, el Ararteko, todo el arco sindical, la Generalitat de Catalunya, la amplia mayoría parlamentaria de Gasteiz, educadoras, psicólogas, abogadas, todo tipo de agentes sociales, reflejo de una sociedad vasca que clama por un cambio de 180 grados en materia penitenciaria.

Con la esperanza puesta en la transferencia de prisiones al Parlamento de Gasteiz en cumplimiento del Estatuto de Gernika, la gran mayoría de este pequeño país reclama un cambio radical en la política penitenciaria. Seguiremos denunciando la vulneración de los derechos en las prisiones y os animamos a apoyar la dinámica Izadi Gurasoekin Etxera a favor de los derechos de la última familia en prisión.

Ha llegado la hora de repensar la política de gestión penitenciaria. Es el momento para deshacer los nudos de la excepcionalidad y cuestionar el sistema punitivo. Abrir la puerta para velar, entre otras cosas, por los derechos de la Infancia. Niños y niñas, personas con derechos que se ven obligadas en la Europa del siglo XXI a vivir alejados de sus progenitores por un sistema que entre todas conseguiremos cambiar.