Eugenio Etxebeste «Antton», RafaDíez Usabiaga y Joxemari Olarra
Miembros de Sortu
GAURKOA

¡No nos vendáis!

Esta ha sido la interpelación dirigida en varias ocasiones durante estas últimas semanas por ELA hacia PNV y EH Bildu en relación con una reforma laboral cuya derogación parcial o total sigue siendo una de las cuestiones pendientes de este Gobierno PSOE-Podemos desde su investidura. Literalmente Mitxel Lakuntza señalaba: «¿PNV y EH Bildu van a seguir apoyando este Gobierno? No nos vendáis en Madrid». Unas apelaciones a la izquierda independentista gratuitas, mentirosas y de una mezquindad y frivolidad inusitadas.

Abstrayéndose de todo y de su propia responsabilidad –¿dónde esta la batalla frontal o una estrategia de superación de la imposición de esta reforma laboral?–, ELA arremete contra EH Bildu en relación con su posición hacia este Gobierno y la reforma laboral, poniéndonos en plano de igualdad con el PNV, y omitiendo o, al menos sin apelar, a las responsabilidades primarias del PSOE y Podemos, con su ministra de Trabajo al frente. ¿Es que la posición del PNV y la izquierda independentista han sido similares en torno a la reforma laboral? Mientras algunos hemos estado en la lucha contra la reforma apoyando las luchas sindicales –huelgas generales– y vehiculizando sus posiciones al ámbito institucional, es conocida la sintonía del PNV con una patronal que siempre, antes y ahora, sigue defendiendo y utilizando la reforma laboral como instrumento para la explotación (precariedad) y deterioro de las condiciones laborales (reformas en la negociación colectiva). Mientras la izquierda independentista puso la derogación de la reforma laboral como una de las cuestiones centrales para dar cobertura a este Gobierno, levantando una gran polvareda política y la reacción airada de la CEOE, el PNV evitó incomodar a los empresarios sobre esta cuestión. ¿Quién ha estado en la calle con el sindicalismo abertzale contra la reforma laboral? Cuando ELA conoce perfectamente el compromiso de EH Bildu con la derogación de la reforma laboral, cuando saben que nuestra cobertura condicionada a este Gobierno tiene relación con el tema presos, cuando la izquierda independentista con su historia de compromiso y sacrificio –muy diferente a la de ELA– está lejos de «mercaderías» del convencionalismo político... ¿por qué ese interés en mentir y hacer este juego sucio? ¿Dejar caer este Gobierno PSOE-Podemos? ¿Dejar caer el Gobierno en Nafarroa a manos de UPN? Puede ser sencillo e ideológicamente coherente, pero ese simplismo y frivolidad ante la situación política es de una demagogia brutal. ¿Es que un Gobierno de PP-Vox derogará la reforma laboral? ¿Es que a ELA y su base social le da igual que gobierne el neofascismo de Ayusos y Abascales?

En el caso de la reforma laboral u otras imposiciones (reforma de pensiones en perspectiva) derivadas de un marco autonómico que ELA dio por muerto en 1997, ¿cuál es la aportación a la operativización de una estrategia soberanista y de cambio social? ¿Con quién? ¿Contenidos? ¿Estrategia institucional? ¿Estrategia de masas? ¿Qué hace ELA por demandar un marco vasco de relaciones laborales que impida esta u otras reformas laborales o por desarrollar una estrategia que blinden nuestros ámbitos frente a este tipo de reformas del Estado?

Tenemos claro que estas declaraciones no han sido ningún lapsus sino una premeditada posición en su enésima huida de responsabilidades en compromisos nacionales y sociales. No nos sorprende, pues, este nuevo movimiento. Un sindicato que abrazó el autonomismo y se sirvió de él, junto a CCOO y UGT, y nos dejó vendidos en la confrontación nacional y sindical, un sindicato que inició una metamorfosis en los años 90 asumiendo una posición soberanista y descubriendo el carácter sociopolítico (contrapoder) del sindicalismo, un sindicato que nos interpeló continuamente sobre el factor condicionante de la lucha armada (la «vaca en el pasillo» decían en tiempos de Lizarra-Garazi) para profundizar una unidad de acción estratégica y que, como hemos visto en la práctica en esta última década, tal posición era una mera justificación o evasiva para instrumentalizar la coyuntura política.

Y nos preguntamos, ¿cuándo vuelven a escaparse, a pontificar sin mojarse? Cuando, curiosamente, más condiciones existen de profundizar una alternativa al modelo neoautonomista, conservador y autoritario que representa el PNV en la CAV, cuando ellos también tenían que decantarse por conformar, desde la autonomía sindical, un gran espacio político y sindical de cambio y cuando, también, LAB les interpela para plantear una convergencia estratégica en lo nacional y social con horizontes claros. Pero no. Ahora tampoco toca. Y ahora toca embarrar las relaciones con EH Bildu y aparece, en plan victimista, como el único sujeto soberanista y de izquierda del país blandiendo discursos convertidos en muchas ocasiones en meras poses demagógicas sin praxis ni estrategia para cambios de correlaciones de fuerzas institucionales y sociales, para evoluciones procesales en una estrategia de construcción nacional y social. Os devolvemos vuestra interpelación. ¡No nos vendáis!

Hasta ahora siempre han situado alguna justificación –siempre instrumental y desproporcionada– para situarse con prepotencia ideológica y cobardía política en un presunto púlpito de coherencia y legitimidad para repartir críticas y reproches a diestro y siniestro. Con la experiencia empírica de esta última década, vemos que detrás de una cáscara con gran radicalidad ideológica hay una organización sin proyecto estratégico y estrategia para ello, una organización que siempre se sitúa de perfil ante el Estado cuando se trata de confrontar en un pulso nacional determinante para cualquier cambio social. ELA ha sido y es un buen surfista en las diferentes olas políticas que el proceso de liberación nacional y social ha creado en las últimas cuatro décadas. Desde momentos donde era autonomista y sindicato de orden, en algunos casos con tintes amarillos, hasta otros aparentando ser el adalid de la coherencia soberanista y anticapitalista. En todos los movimientos que ha realizado, eso sí, ha tenido un objetivo central: el desarrollo de su propia organización como un objetivo en sí mismo sobre cualquier otra variable en clave de país, de proceso político. Es decir, una versión sindical de «lehenik alderdia eta gero aberria».