Mikel ZUBIMENDI
DIÁSPORA EN LOS CURSOS DE VERANO DE LA UPV-EHU

«CELEBRAR+EDUCAR=PERPETUAR», UNA ECUACIÓN PARA TRABAJAR LA DIÁSPORA

LA RELACIÓN ENTRE EL ESTADO Y LA DIÁSPORA ES UNA VÍA DE DOBLE SENTIDO DONDE NO SIEMPRE COINCIDEN LAS PRIORIDADES. HAY DIFERENTES TIPOS DE DIÁSPORA Y DE POLÍTICAS. PERO TODAS TRATAN DE CONSTRUIR CONFIANZA, DE HACER Y PRESERVAR IDENTIDAD, DE ACTIVAR COMPROMISOS. SABIENDO QUE NADIE ES ÚNICO Y HAY QUE APRENDER DE LOS DEMÁS.

Los Cursos de Verano de la UPV-EHU nos dejaron el pasado jueves una interesante jornada sobre el papel de la diáspora en la diplomacia pública, esa «otra» diplomacia que se hace al margen, o en paralelo, a las vías tradicionales e institucionalizadas. La pandemia no permitió que todos pudieran acercarse al Palacio Miramar de Donostia, pero presencial o telemáticamente, vascos, irlandeses, armenios y lituanos pudieron compartir reflexiones sobre sus diásporas, y dieron claves sobre las políticas para trabajarlas y activarlas.

Quizá por ser más desconocidas, resultaron especialmente interesantes las reflexiones de Vartan Marashlyan, representante de Repat Armenia, la agencia que se encarga de organizar y dinamizar la política de diáspora para el desarrollo, y los de la veterana diplomática de la República de Lituania y actual embajadora de su país en Madrid, Lyra Puisté-Bostroem, que detalló el rol de la comunidad lituana global, en la estrategia de la diplomacia de su país.

Diáspora e independencia

Por aportar contexto: se calcula que dos terceras partes de los armenios viven fuera de un país que cuenta con una diáspora de ocho millones de personas, una de las más grandes del mundo. Una diáspora que cuenta con apostólicos, ortodoxos, musulmanes, católicos, todos armenios que comparten un mismo idioma, cultura, tradiciones, y el trauma del genocidio turco. O en el caso de Lituania, donde la emigración de los judíos tuvo en impacto enorme y el exterminio nazi aún está muy presente. Desde Leonard Cohen a Benjamin Netanyahu, esas raíces lituanas se abrieron por el mundo y contribuyeron a hacer de Lituania un pueblo nómada del que, voluntariamente o no, casi millón y medio viven en el exterior y solo 2,8 millones en el país. Y que sabe que sin su diáspora no podría explicarse su independencia nacional.

Y es que hablaron de un fenómeno que se desarrolla en oleadas, por motivos distintos y a la vez comunes. Que hay diáspora y que hay diásporas. Que a menudo tienen una misma rima en sus razones: el hambre, la pobreza, la persecución política, el servicio militar obligatorio, o el impulso de buscar nuevas aventuras, pero también sus propias particularidades y traumas.

Y por tanto, hay diferentes formas de abordarla, diferentes políticas públicas y privadas. Las hay de alto riesgo, las que directamente plantean la repatriación de la diáspora como objetivo y las de riesgo medio, más centradas en la labor de lobby y de influencia internacional. Políticas que hablan de innovación, que buscan la transferencia de habilidades, poder hacer negocios e inversiones. Cada país a su manera.

Hungría, por ejemplo, más centrada en las comunidades húngaras cercanas a su territorio. Los gigantes como China e India miran más a lo económica, al comercio, a las exportaciones e importaciones. Israel, directamente, trabaja en clave de repatriación, de expansión y de lobby político y económico.

Cada comunidad desde sus realidades e intereses, pero armenios y lituanos, todos, coincidieron en una idea que en este mundo globalizado adquiere todo su valor. A saber, lo que pervive generación tras generación, lo que sostiene el paso del tiempo, son las raíces, la cultura, esa constancia en labrar una identidad, celebrándola y educando sobre la misma, para que así pueda perpetuarse. Y todos con un circuito institucional muy similar: del Estado a la diáspora invirtiendo en atención y en inteligencia emocional; y de la diáspora al Estado, canalizando la gratitud, el orgullo y las inversiones. Siempre conjugando madurez y flexibidad, abierto a nuevas geografías, sabedores que fueron, son y serán un país de migrantes.