Victor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

La pesadilla hecha realidad

Constato, entre encantado o directamente ilusionado, que estos últimos días las redes sociales están encumbrando un título que por desgracia parecía que iba a desaparecer sin hacer demasiado ruido... pero que, por fortuna, está encontrando una especie de segunda juventud en el panorama del Video On Demand. Me refiero a “Come True (Se hacen realidad)”, una de las sensaciones del último Festival de Sitges, uno de estos raros diamantes en bruto que de vez en cuando nos regala el cine (de género).

En Movistar+, Filmin y Rakuten TV se puede (re)descubrir el último trabajo de Anthony Scott Burns, un director conocido en el mundillo como «el Stanley Kubrick de garaje»; es decir, como ese superdotado que es capaz de armar espectáculos fílmicos memorables, con una falta de medios que, al final, para nada se ve reflejada en la pantalla. Al contrario: ya la hipnótica y terrorífica secuencia inicial de “Come True (Se hacen realidad)”, marca el tono de una cinta de terror que se niega a ser catalogada como «una más».

Un imponente travelling in nos hace avanzar, de manera elegante pero amenazante, por un mundo terrible, de formas y criaturas imposibles, que aparecen, desaparecen y se transforman a medida que nos adentramos en él. En realidad, lo descubrimos al poco rato, nosotros estamos dentro de la cabeza de una chica que padece insomnio; que no puede dormir por los terrores nocturnos que la abordan cada vez que se tumba en la cama y cierra los ojos.

Ante tan angustiosa situación, se dedica a vagar sin rumbo; a postergar futilmente el fatídico momento de caer rendida ante los brazos de Morfeo, el dios más cruel de todos. Anthony Scott Burns se dispone así a diseccionar la ciencia del sueño: uno de los muchos ganchos de esta historia se encarna en un grupo de científicos que afirman tener la habilidad de monitorizar las pesadillas de la protagonista. Se trata de una terapia experimental capaz de conectar la mente humana a unas pantallas de televisión capaces de poner en imágenes todo aquello que pasa por su interior.

Poderosa y escalofriante oda al poder del cine, ese arte que, una vez más, nos conecta con el mundo de los sueños. También con el de las pesadillas, claro está. Como sucediera en “Our House”, su anterior largometraje, Scott Burns se apoya en la ciencia-ficción low cost (es decir, en esos aparatos que, efectivamente, podrían haber sido construidos en cualquier garaje) para llevarnos mucho más allá de los límites de la imaginación.

Como insinúa el propio título, “Come True (Se hacen realidad)” concreta aquello que parecía que no podía ser dotado de sustancia. Y lo hace, para mayor gozo, con un apabullante gusto por el salto al vacío; por adentrarse a un abismo que atrapa, y que no suelta a sus presas. Con esto en mente, el director y co-guionista firma un memorable ejercicio de espeleología onírica; una odisea que, al terminar, nos deja en el inquietante limbo donde lo palpable y lo pesadillesco comparten dormitorio.