Raimundo Fitero
DE REOJO

Niñatos

La dueña de la charca ha soltado un poco de bilis para despistar. Esperanza Aguirre está incursa en un extraño caso de familia con títulos nobiliarios por la revaloración y venta de un cuadro de Goya. El asunto se está investigando por algo así de seis millones de euros que reclaman los familiares y cerca de otro millón que no se cotizó en Hacienda. Cosas menores. Pero a ella, la ex de todos los ex, ha metido una marcha más al cochecito de feria de la banda de Casado, porque considera que su protegida, IDA, es la opción más eficaz para todo el futuro político inmediato de la derecha extrema española. Con su verborrea fácil, yo diría de buen oído callejero, ha calificado a los que rodean a Almeida y residen en las plantas altas de la sede de Génova como niñatos y chiquilicuatres. 

El empleo de estos calificativos es de una eficacia quirúrgica, de una precisión superlativa de francotirador. Define de una manera cheli lo que provocan de manera generalizada los actuales dirigentes de la banda de la gaviota perdida. ¿Alguien confía en que el hombre insignificante de la mano del lanzador de huesos de aceituna puedan encabezar una oferta electoral ganadora? El señor alcalde de Madrid, al que la cara se vuelve cada día más una careta, tartamudea demasiado, se le nota mucho que forma parte de un circo de pulgas políticas. Le están obligando a enfrentarse a Ayuso para dirigir la charca del PP en Madrid. Y eso es mandarle al desierto sin botijo.

Lo más divertido, es la reacción de los niñatos, que con una cara de no saber dónde han dejado el cubata para atender a la prensa, le replican a la criadora de batracios, diciendo que el problema histórico del PP ha sido la corrupción. ¡Bravo! ¡Qué capacidad de síntesis! ¡Qué capacidad de análisis! Chiquilicuatre se presentó a Eurovisión. Estos se preparan para dar el cante en una fiesta de cumpleaños.