Víctor ESQUIROL
THE EYES OF TAMMY FAYE

El pecado de sus ojos: confesiones de una emperadora del tele-evangelismo

Una capa de maquillaje, y después otra… y por encima de todo este conglomerado, se añaden unas últimas pinceladas que acaban por desdibujar una cara. Antes, esta era de una determinada manera; presentaba unas facciones muy reconocibles… y ahora también, solo que no tienen nada que ver con el punto del que partimos: es la magia –espantosa– del maquillaje. “The Eyes of Tammy Faye” abre con los planos detalle de un rostro con el que deberíamos estar muy familiarizados y que, aun así, cuesta horrores reconocer. Una voz en off, la de esta cara, nos dice que en realidad ella es así, tal y como la vemos ahora.

Solo que no, sabemos que Jessica Chastain (protagonista y principal activo de la función) no es así. Su exagerada mandíbula inferior recuerda a la de aquel Marlon Brando con sobredosis de algodones en “El padrino”, y el resto de su look, la sitúan peligrosamente en la órbita de celebrities más cercanas, como lo es Carmen Sevilla o, por qué no, como lo fue Carmen de Mairena. Así de freaky es todo. Esto es cine de los disfraces, casi «de barrio», donde las grotescas caracterizaciones bajo las que se esconden los personajes son la evidencia de una realidad increíble pero cierta.

Con este biopic, el director Michael Showalter (detrás del reciente éxito indie “La gran enfermedad del amor”) nos lleva al submundo del tele-evangelismo (potente reflejo de esos otros Estados Unidos, los de Reagan primero y Trump después), y con ello sigue sembrando dudas con respecto a un talento que, esto es seguro, necesita apoyarse en el de los demás. Por suerte, allí está el de Jessica Chastain como infalible muleta; como esa capa de maquillaje que casi-casi concreta la ilusión de cierta belleza.