Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Supernova»

La hoja de ruta del último viaje

Cuando hace dos años Harry Macqueen vino a Donostia a presentar “Supernova” (2020), su segundo largometraje detrás de la cámara, recordó que en sus comienzos actorales trabajó para Richard Linklater en “Me and Orson Welles” (2008), y que en ese rodaje tuvo la suerte de conocer al veterano director de fotografía Dick Pope, que a la postre ha resultado ser esencial. Es posible que, como espectadores, nos llame más la atención la pareja estelar del cartel, pero si nos fijamos la presencia invisible de Pope se deja sentir, sobre todo, en las escenas íntimas. El cine de Mike Leigh no sería lo mismo sin su experiencia a la hora de rodar momentos privados sin que se note que su objetivo está ahí, lo que facilita enormemente las interpretaciones en situaciones en las que el común de los mortales nos sentiríamos desnudados física y emocionalmente. En la película abundan las camas en las que se acuestan juntos los protagonistas pero, gracias a la disposición cambiante del plano, logran mostrar todo un repertorio de posturas que no necesitan ser sexuales para expresar sus respectivos estados de animo, para revelar el punto de la relación en que se encuentran. Algo que, cuando aparecen vestidos de calle y en el exterior, no es tan fácil de observar como en esos interiores de soledades compartidas.

Tal vez Macqueen tuviera la tentación, cuando se documentaba para este proyecto, de buscar una pareja homosexual sacada de la vida real, pero lo cierto es que a Colin Firth y Stanley Tucci se les exige representar un drama para el que nadie, independientemente del género al que pertenezca, está preparado. Después de veinte años de convivencia sentimental han de replantearse su futuro por culpa de la enfermedad.

El viaje por carreteras inglesas que comparten es una despedida del amor que vivieron en el pasado, ya que ahora se abre otra etapa mucho más incierta y llena de duras pruebas.