Itziar Ziga
Escritora y feminista
JOPUNTUA

Julia Maior, vino y revolución

De cuántas mujeres, es decir, de la mitad de la Humanidad, te hablaron en clase? Piénsalo... ¿Acaso Isabel la Católica y ninguna más? Su malograda hija Juana no salía en los libros del insti, pero se mantiene trágica y desfigurada cinco siglos después en ese imaginario popular que es puro chafardeo patriarcal. La Loca, para colmo por amor: hay qué joderse. Como tantas otras rebeldes, fue puteada hasta el enclaustramiento final. Como una reina navarra, que acabó encerradica en otra torre, sin paredes, azotada por los gélidos vientos de Normandía. Como la vividora hija del emperador Augusto, Julia Maior, a la que su tercer marido no elegido clausuró en una habitación sin contacto alguno con el exterior: la mató de hambre… ¡Me las traería a todas de vuelta para colmarlas de manjares, vino y revolución! Y amigas y drogas, of course.

Un grupo de amigas de Cascante acaba de publicar un cómic fabuloso que reescribe a Julia Maior y a otras antiguas romanas, incluso a las que conspiraron contra ella, y a todas las mujeres bajo los milenios del patriarcado. Se llama “Julia Maior, un relato con sentido” y debería leerse en los institutos para contrarrestar tanta redundante, infame, estúpida, destructiva y soporífera historia única de la mafia de machos blancos que dominaron el mundo. He encontrado también a todo un doctor en Medicina, biólogo, antropólogo y neurocientífico que es tan optimista como yo. También apunta que pasaremos de violentos chimpancés a felices bonobos gracias al feminismo. Se llama Melvin Konner y acaba de publicar “Mujeres ante todo”. «Estamos al comienzo del fin de la supremacía masculina, que podría llevar décadas, pero creo que estamos en el proceso. Sin duda la vida será más segura para las mujeres, pero también para los hombres, si las mujeres ganan más influencia. Puede haber menos guerras. Esto no podría suceder bajo una sola reina Isabel o Catalina. Pero si imaginamos un mundo en el que las mujeres estén bastante representadas en posiciones altas, creo que será menos probable que un choque de egos conduzca a la violencia».