GARA
VIENA
TRATADO DE PROHIBICIÓN DE ARMAS NUCLEARES

Más de 60 países dicen que no cejarán hasta eliminar las armas atómicas

La conferencia del nuevo Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TNPW) concluyó ayer en Viena con una declaración conjunta en la que 65 países, la mayoría de ellos de Asia, África y América Latina, condenan cualquier amenaza de uso de armas atómicas y se comprometieron a no cejar en sus esfuerzos por lograr eliminar todos los arsenales nucleares lo antes posible.

El secretario general de la ONU, António Guterres, intervino en la conferencia del TPNW.
El secretario general de la ONU, António Guterres, intervino en la conferencia del TPNW. (Alex HALADA | AFP)

La declaración en la que 65 países condenan toda amenaza de uso de armas nucleares y se comprometen a aunar esfuerzos para eliminar todas las armas atómicas antes de que estas acaben con la humanidad es el principal resultado de la primera conferencia del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPNW, por sus siglas en inglés), que, con el rechazo de la OTAN y las nueve potencias nucleares, finalizó en la capital austríaca.

En la reunión de tres días en Viena, boicoteada por la OTAN, las potencias atómicas y algunos aliados como Japón y Corea del Sur, han participado delegados de más de 80 Estados, así como supervivientes de ensayos nucleares y representantes de la sociedad civil.

«Condenamos inequívocamente todas y cada una de las amenazas nucleares, ya sean explícitas o implícitas, e independientemente de las circunstancias», señalan los países parte del TPNW en su declaración final, adoptada junto a un Plan de Acción.

Estas palabras al final del foro de Viena aluden de forma indirecta a la invasión rusa de Ucrania y a la advertencia de Rusia de que es una potencia militar, en el marco de su pulso militar con Occidente. Una situación que, según planteó antes del inicio de la cita el diplomático austríaco Alexander Kmentt, presidente de la primera conferencia del TPNW, deja a la humanidad ante la disyuntiva de vivir con un creciente riesgo de catástrofe nuclear o avanzar hacia un mundo libre de armas de destrucción masiva.

«Vemos ante nuestros ojos lo frágil y lo precario que es un sistema de seguridad construido sobre la disuasión nuclear. Es una amenaza permanente», destacó entonces Kmentt.

Inestabilidad y conflictos.

La creciente inestabilidad y los conflictos abiertos «exacerban en gran medida los riesgos de que estas armas se utilicen, ya sea deliberadamente o por accidente o error de cálculo», advierte el texto acordado ayer.

Kmentt subrayó la importancia de prohibir por completo todo arsenal de destrucción masiva. La eliminación total de las armas atómicas «es la única manera de tener la seguridad de que nunca serán usadas», manifestó en rueda de prensa, resaltando una postura que, de momento, rechazan los nueve países que cuentan con armas nucleares.

Aparte de las cinco potencias atómicas declaradas (EEUU, Rusia, China, Estado francés y Gran Bretaña), también India, Pakistán, Israel y Corea del Norte han desarrollado sus armas nucleares. En total, esos nueve Estados disponen de unas 13.000 armas atómicas, el 90% de las cuales están en manos de Rusia y EEUU.

«Muchas de estas armas están en alerta máxima y listas para ser lanzadas en cuestión de minutos», señalan los países del TPNW en su declaración final, en la que subrayan su «grave preocupación» por «las doctrinas de seguridad que establecen razones para el uso o la amenaza de uso de las armas nucleares».

«También nos preocupa que algunos Estados no armados nuclearmente sigan defendiendo la disuasión nuclear y alienten la posesión continua de armas nucleares», añaden.

Lamentan que, «pese a los terribles riesgos y pese a sus obligaciones legales y compromisos políticos de desarme, ninguno de los Estados con armas nucleares y sus aliados bajo el paraguas nuclear estén tomando medidas serias para reducir su dependencia de las armas nucleares».

Por el contrario, todos ellos «están gastando enormes sumas para mantener, modernizar, mejorar o ampliar sus arsenales nucleares y están poniendo un mayor énfasis y aumentando el papel de las armas nucleares en doctrinas de seguridad».

«Pedimos encarecidamente que se ponga fin de inmediato a estas desconcertantes tendencias. Subrayamos que estos recursos podrían utilizarse mejor para el desarrollo sostenible», sostienen.

Rechazo de la OTAN.

El TPNW, que entró en vigor en enero de 20121, es rechazado también por la OTAN con el argumento de que el desarme está ya previsto en el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), al que están adheridos sus miembros.

Kmentt resaltó que el nuevo tratado es un «complemento del TNP», pues no ha sido concebido como una alternativa al mismo. De hecho, en la declaración final, los países del TPNW reconocen el TNP «como la piedra angular del régimen de desarme y no proliferación», al tiempo que aseguran deplorar «las amenazas o acciones que puedan socavarlo».