Belén MARTÍNEZ
Analista social
AZKEN PUNTUA

¿Cuántas McCorvey son necesarias?

En 1969, a Norma McCorvey se le negó el acceso al aborto porque su embarazo no representaba un riesgo para su vida. Comenzaba la batalla legal de Norma (Jane Roe era su seudónimo) contra Henry Wade, fiscal del Condado de Dallas.

En 1973, el Tribunal Supremo de EEUU dictó la histórica sentencia «Roe contra Wade», por la que se reconocía el derecho de las mujeres a abortar y dictaminaba que, las leyes estatales que prohibían y criminalizaban la interrupción voluntaria del embarazo, eran inconstitucionales. El obispo católico James McHugh prometió entonces luchar «25 o 50 años, hasta que el Congreso apruebe una enmienda constitucional que revierta el acto más bárbaro de nuestra historia».

La Corte Suprema de EEUU acaba de anular dicha sentencia. Ahora, 50 estados tienen potestad para legislar sobre el tema. En 26, el aborto podría ser ilegal. En los que adoptaron las denominadas leyes «zombie» o «gatillo», entra en vigor automáticamente. Es el caso de Missouri y Texas.

Tan conmovedoras como precisas y oportunas, las palabras de la poeta Alejandra Pizarnik, hablando de su aborto, en septiembre de 1963, en París. «Haber buscado y haber encontrado la manera más sórdida, la más dolorosa. Y todo ello sola, absolutamente sola». La historia se repite en forma de tragedia… patriarcal.