El escritor Salman Rushdie evoluciona favorablemente del apuñalamiento del que fue víctima el pasado viernes durante una conferencia en Nueva York, y ya no necesita respirador, pero su estado todavía es grave. «Ha comenzado el camino hacia la recuperación», avanzó su agente, Andrew Wylie, que pronosticó que al escritor aún le queda un largo camino para restablecerse.

«A pesar de la gravedad de estas heridas que le han cambiado la vida, su habitual sentido del humor luchador y desafiante permanece intacto», destacó el hijo del escritor, Zafar. Rushdie permanece ingresado en un hospital de Pensilvania con al menos doce heridas de arma blanca en rostro, cuello, hígado, tórax y abdomen. El mismo Wylie precisó el viernes que Rushdie perdería probablemente uno de sus ojos, que su hígado había quedado gravemente dañado por las puñaladas y que el agresor había cortado los nervios de un brazo del escritor.

Unas horas antes, el hombre acusado de apuñalarlo, Hadi Matar, de 24 años, se declaró inocente de los cargos de intento de asesinato y agresión que se le imputan, mientras los fiscales señalaron que el ataque fue premeditado.

Mientras, las autoridades de Irán guardaban silencio a pesar de que de su novela “Los versos satánicos” provocó la fetua del ayatolá Ruhola Jomeini que pedía matar al escritor.

Pero el diario ultraconservador “Keyhan”, cuyo director es elegido por el líder supremo, Ali Jamenei, tituló «la divina venganza alcanza a Salman Rushdie; Trump y Pompeo son los siguientes».

El ataque fue también aplaudido por otros medios y clérigos ultras, mientras algunas voces señalaban un «complot antiislámico» de EEUU o una maniobra para impedir la firma del acuerdo nuclear.

“Los versos satánicos" despertó la ira del islam ultra, que la consideró una blasfemia, y fue prohibida en India, Pakistán, Egipto, Arabia Saudí y Sudáfrica. La fetua de Jomeini obligó a Rushdie a pasar años en la clandestinidad.

El expresidente iraní Mohamad Jatami se distanció a finales de los 90 de la fetua y afirmó que Teherán no buscaba la muerte de Rushdie. Sin embargo, Jamenei la reiteró en 2017: «El decreto continúa tal y como lo emitió Jomeini».