GARA
BELFAST

El unionista DUP votará en contra del acuerdo de Windsor firmado por Londres y Bruselas

El DUP anunció ayer que votará en contra del acuerdo de Windsor, firmado por el Gobierno británico y la Unión Europea para sustituir al controvertido protocolo del Brexit para el norte de Irlanda.

El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, en una imagen del pasado 17 de febrero.
El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, en una imagen del pasado 17 de febrero. (Paul FAITH | AFP)

El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, confirmó ayer que su formación rechaza el Acuerdo Marco de Windsor, por lo que mantendrá también el veto sobre la formación del Gobierno norirlandés, que permanece suspendido desde hace más de un año pese a la victoria de Sinn Féin en los comicios del pasado mayo. Reconoció que el pacto representa un «avance significativo» para abordar las dificultades causadas por el anterior protocolo, pero subrayó que no ha resuelto los «problemas fundamentales».

En concreto, citó su oposición al «freno de Stormont», el primer «instrumento legal» del nuevo acuerdo que será votado mañana en el Parlamento británico, al insistir en que el «freno», en su actual forma, «no está diseñado para aplicarse» a la legislación comunitaria que «ya está en vigor» y a la «que no se ha dado consentimiento para su aplicación».

Afirmó que aún existen «áreas clave» que causan «preocupación» y pidió «más aclaraciones, reelaboraciones y cambios», y acceso a «futuros textos legales».

Este mecanismo de «freno» permite que la Cámara de Stormont no solo pueda opinar acerca de las normas del mercado único de la UE, al que siguen perteneciendo los seis condados del norte de Irlanda, sino también bloquear su aplicación en el territorio si la estima contraria sus intereses.

«Déficit democrático»

Pero el DUP sostiene que no aborda el «déficit democrático» causado por el protocolo, que también mantenía al norte de Irlanda dentro del mercado interno comunitario para evitar una frontera dura con la República de Irlanda. La ausencia de una barrera física entre el norte y el sur de la isla, clave para el proceso de paz, mantenía al norte dentro del mercado interior comunitario y británico, por lo que los controles al comercio entre Gran Bretaña y la UE se efectúan en los puntos de entrada norirlandeses.

Esta frontera comercial situada en el mar de Irlanda es, asimismo, una barrera política para la comunidad unionista, que sostiene que diferencia a la provincia y pone en peligro su relación con el resto de Reino Unido, más ahora que los republicanos quieren avanzar hacia su objetivo histórico de reunificar la isla de Irlanda.

Por contra, el nuevo acuerdo de Windsor exime de chequeos a los productos británicos que vayan destinados al norte de Irlanda, aunque los mantiene para los que vayan a la República de Irlanda, que permanece en el mercado único comunitario.