La asociación de gais, lesbianas, trans, bisexuales e intersexuales Gehitu informó ayer de la marcha de los procedimientos judiciales derivados de una serie de fallecimientos que tuvieron lugar en 2021 en Bilbo y por las cuales un joven de 25 años fue detenido el año pasado en Irun.

Las víctimas aparecieron muertas en sus domicilios y tenían como nexo común haber concertado una cita en alguna aplicación para hombres homosexuales. Posteriormente se detectó que se había producido algún movimiento patrimonial en sus cuentas «a favor de una misma persona». De este modo, se sospechó que lo que en un principio parecían muertes naturales podían haber sido resultado de algún tipo de estrangulamiento tras haberles administrado drogas.

Desde el principio del caso, Gehitu se personó como acusación popular y/o particular, si bien no lo ha hecho público hasta la fecha. Según explicó Maitane Arzallus, coordinadora en Gipuzkoa, la asociación está presente en siete procedimientos que se vienen siguiendo en diferentes juzgados de instrucción de la capital vizcaina por «cinco posibles homicidios consumados y dos tentativas de homicidio».

«Pasividad» de la Fiscalía

El caso lo lleva el abogado Saúl Castro, quien explicó que en cuatro de estas causas Gehitu está como acusación popular, en dos como popular y particular, y en una como acusación particular, representando a los allegados de la víctima.

Dos de las causas han sido ya sobreseídas, aunque la decisión no es firme y está recurrida ante la Audiencia Provincial de Bizkaia. Hay una tercera «sobreseída de una manera encubierta», porque no se notificó a los allegados de la víctima, y en este caso «se ha presentado un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional». Otras tres causas se hallan en fase de instrucción, mientras que la última está en la fase intermedia, a la espera de que se fije fecha para juicio. «Pedimos una pena de 17 años y 11 meses por tentativa de asesinato y lesiones», indicó Castro. La Fiscalía pide algo más de la mitad, 9 años. El letrado criticó la «pasividad absolutamente pasmosa del Ministerio Fiscal» en algunas causas, y mostró su sorpresa ante el hecho de que no se hayan acumulado los casos, al menos los de presunto homicidio, bajo una misma investigación.

El perfil de las víctimas

También demandó una reflexión sobre «cómo de serios se pueden tomar ciertos casos en función de la identidad de las víctimas». «Eran -expuso- hombres de mediana edad, solteros, con relaciones esporádicas con otros hombres». A su juicio, «si el perfil hubiera sido distinto, la respuesta social e institucional habría sido diferente, más relevante, se habría investigado con mayor celo. Esa es una reflexión que debemos hacer».