Ni buen cine ni aportación social, y mira que Currin lo advirtió...
Resulta significativo que todo el foco previo al estreno ayer de “No me llame Ternera” haya estado posado sobre Jordi Évole y Marius Sànchez y el lío en que se metían. Porque cualquiera entiende que quien más arriesgaba con esta película no son ellos, sino quien se sentaba al otro lado de la mesa.


Otegi insiste en por qué lo que vale en Iruñea y Madrid no sirve para la CAV

«Lo de los dos estados es un engaño de Occidente para los palestinos»

«La Administración está forrándose con el negocio de los cuidados»
