Alvaro HILARIO BILBO
Entrevista
OSKAR BILBAO
CINEASTA

«El mayor capital que tiene un corto es el capital humano»

Oskar Bilbao es un experimentado cineasta bilbotarra con amplia trayectoria tanto en el celuloide como en la televisión. Después de años sin realizar filme alguno, estrenará el día 20 en Bilbo un corto, «Futuro imperfecto», en la sección InfoEuskadi-InfoSpain del festival de cine documental Zinebi, que arranca este mismo viernes. Esta «historia de amor en la ciudad», nos habla sobre «el pasar del tiempo».

Oskar Bilbao es un profesional de la industria audiovisual que, tras años sin dirigir, estrena corto en Zinebi: «Futuro imperfecto», una historia sobre un romance corto pero apasionado, siendo el tema central el paso del tiempo y sus consecuencias.

Hace siete años que no realizaba una película.

He vuelto a acometer un proyecto mirando hacia el futuro, aunque con tranquilidad. La realización también ha tenido su parte de hobby. Tenía ganas de rodar aquí, en Bilbo, con localizaciones de Bilbo. Por otra parte, la película era algo similar a un banco de pruebas, un trampolín desde el cual abordar otros proyectos más complejos. Hay que tener en cuenta que, hoy en día, con los cambios y avances tecnológicos habidos se pueden hacer muchas más cosas, cosas que antes no me podía ni plantear. Alquilar una cámara, comprar la película o llevar el celuloide a revelar, por ejemplo, son cosas que ya no existen con los soportes digitales. Esto proporciona más libertad, más aún, que tal como esta el tema a nivel industrial, sobre todo en el Estado español, supone una nueva vía.

«Futuro imperfecto» se estrenará en Zinebi.

Zinebi es el primer festival al que hemos enviado el corto porque, entre otras circunstancias, es un festival cercano. Cuando enviamos la copia ni siquiera estaba terminado, pero se nos terminaba el plazo para poder presentar el trabajo. Ahora, ya nos estamos planteando enviarlo a otros festivales.

La película está rodada en diciembre del año pasado.

El rodaje sí se hizo por completo durante el mes de diciembre. Después quedaron algunos flecos que se han rodado más tarde por, digamos, una segunda unidad; han sido algunos exteriores, más que nada. Y sí, se podría decir que el proceso completo ha demorado casi un año (entre siete u ocho meses, quizás nueve), porque cuando no hay dinero todo va más lento.

Ha sido un trabajo realizado sin subvención alguna. ¿Cómo se financia un cortometraje?

Actualmente, gracias a la tecnología. Pero, por otro lado, el mayor capital que tiene un corto es el capital humano: si consigues reunir a un equipo, motivarlo y que sea amante del cine y lo haga por deporte. Todo el mundo ha trabajado gratis: desde el que ha hecho el cartel anunciador, al eléctrico, el guionista, el director de fotografía... Todo el mundo lo ha hecho sin cobrar nada. Un equipo formado por más de una docena de personas.

Hablaba del futuro circuito de festivales que tiene el corto por delante, pero, más allá de estos no hay donde exhibirlo.

Están las cadenas de televisión. ETB, por ejemplo, tiene política, costumbre, de comprar cortometrajes... Aunque, como digo, acabamos de terminar con los trabajos de postproducción y ahora se abre el período de hablar con ellos. Otra vía para que la gente pueda ver «Futuro imperfecto» es internet. Todo esto de los cambios tecnológicos afecta también a la distribución y a la proyección, a la función. Para este corto, por ejemplo, me han llamado de Valladolid, de un maratón de cortos que se hace de forma paralela a la Seminci, aunque la dificultad es que hay que asistir a la proyección. Yo no podré ir. También en Gijón hay una iniciativa similar, paralela al festival. De todos modos, en estos tiempos, cualquiera que tenga un proyector de DVD lo puede hacer... En este aspecto, cada vez hay más festivales, a pesar de que la crisis económica ha rebajado el número de estos.

Los cortos, en la medida que no tienen una salida comercial están considerados como un producto de segunda fila.

El problema del corto como formato es su brevedad. No puedes cobrar por entrar a verlo. Una película dura hora y media porque es lo que admitimos, porque por diferentes razones, también económicas, por supuesto, y un corto no encaja ahí, en ese contexto. De todos modos, la difusión que suponen los festivales y las posibles compras de televisiones que lo puedan emitir pueden servir para cubrir los gastos. Pero, ya digo, no se puede cobrar como si fuera una película de larga duración porque no tienen entidad. Tampoco una película de 40 minutos tiene entidad para ser estrenada en una sala comercial.

Es tremendo el trabajo de síntesis necesario para contar una historia con un cortometraje.

El corto, como género, no tiene viabilidad económica; si fuese así, sería aún más atractivo, es interesante poder contar algo en poco tiempo. El problema es que, muchas veces, significa el no poder hacer un largo, eso también contribuye a que se minusvalore.

«Futuro imperfecto» o veinte años no son nada

«Creo que es una película que afecta a todo el mundo. Habla de un tema que es una constante humana. Habrá gente a quien le guste, y gente a quien no, pero el tema puede interesar a cualquier persona», dice Oskar a la hora de animar al público para acudir al estreno. Y, la verdad, son ocho minutos con sorpresivas utilizaciones del color, de ágil montaje (a cargo de Niko Leize) y cuidada fotografía (Gaizka Bourgeaud)... Merece la pena verlos.

«Futuro imperfecto» es un buen ejemplo de cómo la brevedad (del filme, de un amor apasionado) puede ser un buen recurso si la historia e intenciones creativas son buenas.

El corto está protagonizado por Natalia Alvarez-Bilbao y Ander Pardo. El sonido es de Igor Valbuena y el guión de Oskar Bilbao. La música la ponen Athom Rumba, con «Stella». A.H.