Aimagen y semejanza del esperpento argumental que sirvió a Baltasar Garzón para cerrar «Egin» y a Juan del Olmo para clausurar «Euskaldunon Egunkaria», la Audiencia Nacional, que ha puesto el candado a una docena de medios vascos, ha decretado el cierre de «Ateak Ireki». Basándose en un informe de la Guardia Civil y utilizando una lógica que se adapta siempre al objetivo confeso o a la conclusión buscada de antemano. Una perversión jurídica, una vía prefabricada que constituye un nuevo ataque, el enésimo, a un doble derecho: el derecho a la libertad de expresión y a recibir información veraz. Con esta decisión, el tribunal especial español vuelve a hacer una clara injerencia y limitación de la libre potestad de emitir información y agrede de manera muy grave al derecho de toda la ciudadanía a recibirla. En este sentido, el cierre de «Ateak Ireki» constituye un doble atentado contra este país y sus gentes. Una nueva muestra de una justicia que no es tal, sino que se trata de una maquinaria de violencia mecanizada que funciona de manera arbitraria, caprichosa e inspirada por el afán de hacer daño, de contaminar la realidad social vasca.

Este nuevo ataque no va a lograr, sin embargo, desfigurar la realidad y los parámetros del conflicto y de sus consecuencias. Se habilitarán nuevas vías de comunicación. Y se sumarán, si cabe, razones para cerrar la Audiencia Nacional.