Raimundo Fitero
DE REOJO

La espera

Telecinco ha decidido acabar con una de sus series más exitosas, «Aída», después de ocho años en antena. Es una de esas series que han hecho historia, para empezar por ser la primera serie en la televisión estatal en que se produce un «spin off», es decir que un personaje de otra serie, «Siete vidas», se convierte en protagonista central de una nueva, con Carmen Machi a la cabeza. Con el paso de los años ha mantenido casi el mismo plantel de actores, personajes muy estables hasta que la protagonista decidió abandonar la tele y se inventaron entradas en la cárcel, y viajes a destinos remotos, pero siguió cosechando unas audiencias competitivas, siendo una serie coral pero con grandes individualidades como Paco León, Pepe Viyuela o Marino Peña.

Las razones por las que Globomedia y Mediaset han llegado a esta conclusión deben ser fruto de unos reajustes de parrilla que se están acometiendo en todos los canales, y a que la noche del domingo está muy cara, con otro tipo de oferta para públicos que deberían interesarse por la serie que, siendo fresca, sí se le notan los años, como una especie de agotamiento que probablemente sea el inicio de un bajada de audiencias y de interés y que, en cualquier caso, es una decisión para dejar a sus seguidores con ganas. Faltan varios capítulos todavía para llegar al desenlace final. No es de extrañar que reaparezca para acabar con la serie Carmen Machi.

Se buscan ideas para un cierre como se merece. Hace poco hicieron un muy magnífico especial por los doscientos capítulos. Tiene guionistas con ideas y si ahora les dejan manga ancha, seguro que logran acabar su premiada historia con buenos resultados de audiencia. El palmarés de esta serie es espectacular, con la inmensa mayoría de los premios concedidos por diversas instituciones para los actores principales varias veces, Carmen Machi, Paco León y Mariano Peña, pero también como mejor serie y como mejor guión. Dejan buen recuerdo. Seguro que todos encuentran acomodo en otras series de la propia cadena. Pero ninguna podrá ser como esta, por la sencilla razón de que es inigualable, ha marcado una época y se va como llegó, casi sin avisar.