La reestructuración de la cúpula de la Ertzaintza que ha llevado a cabo la consejera de Seguridad de Lakua, Estefanía Beltrán de Heredia, ha causado un «malestar generalizado» dentro del cuerpo, según afirmó el portavoz de Erne, Roberto Seijo, a Efe.

El malestar se centra, principalmente, en el hecho de que no se haya respetado el escalafón, ya que se han situado en puestos superiores a intendentes a personas que tienen un nivel inferior, como es el caso de la nueva directora de Investigación Criminal, Maite Salaberria. Ante ello, el portavoz del sindicato mayoritario de la Ertzaintza considera que habría que haber respetado los derechos de los intendentes y haber elegido entre ellos a ese cargo. El hecho de que no se haya respetado el escalafón conllevará que los intendentes vayan a recurrir judicialmente los nombramientos. «Lo tienen claro, en el momento en el que se publique el nombramiento en el boletín, lo van a llevar a los tribunales», explicó el portavoz de Erne.

Por todo ello, Seijo consideró que la elección de los nuevos mandos ha sido «una decisión política absoluta, para nosotros, equivocada. Creemos que todos podemos aportar y no han querido que aportemos», agregó.

Más motivos de malestar

No solo los nuevos nombramientos han provocado malestar en la Ertzaintza. La situación de «incertidumbre» en la que se encuentran los 30 comisarios nombrados por el anterior Gobierno de Lakua, en manos del PSE, también ha generado malestar. Una sentencia de primera instancia anuló las bases de la convocatoria y, según Seijo, estos esperaban que el Departamento de Seguridad recurriera la anulación, «pero no lo ha hecho». «Por ello, los 30 comisarios se han sentido abandonados, porque el departamento no les ha defendido ante una sentencia de primera instancia», afirmó.

La Ertzaintza del nuevo tiempo

La reestructuración de la Policía autonómica no ha estado exenta de polémicas. La que más controversia ha generado ha sido el nombramiento de Jorge Aldekoa -máximo responsable de la actuación policial que acabó de un pelotazo con la vida de Iñigo Cabacas- como nuevo jefe de la Ertzaintza. El otro nombramiento que ha suscitado polémica es el de Jon Ziarsolo al frente de la Oficina Central de Inteligencia, ya que en 1993 un juzgado le impuso una fianza de 2,5 millones de pesetas por una acusación de torturas a Andoni Murelaga.