Rusos y occidentales se encontraron ayer cara a cara durante la cumbre de la OSCE celebrada en Kiev en plena crisis política por las protestas que la oposición ucraniana mantienen desde el pasado 21 de noviembre. Mientras, aumenta la presión sobre el presidente, Viktor Yanukovich, después de que el pasado viernes decidiera no firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea (UE), tras tres años de negociaciones, por considerar que suponía un trato humillante para Ucrania por las condiciones impuestas y la pérdida de los mercados y apoyos rusos.

La oposición recibió el apoyo de EEUU y la UE coincidiendo con la cumbre de la OSCE, mientras el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, denunciaba en Kiev la «histeria» de Occidente en relación a Ucrania.

«Estamos con el pueblo de Ucrania, que ve su futuro en Europa», manifestó la subsecretaria de Estado de EEUU para Asuntos Europeos, Victoria Nuland, ante responsables ucranianos y una treintena de delegaciones. «Es hora de que Ucrania dé respuesta a las aspiraciones de la gente», agregó Nuland, que advirtió del riesgo de que, en caso contrario, estalle «el caos y la violencia».

Nuland reemplaza en Kiev al secretario de Estado, John Kerry, quien anuló su presencia y se encuentra en Israel. Kerry dijo el miércoles en Moldavia que los ucranianos deben tener la «posibilidad de decidir su futuro», como los moldavos, país que se asoció a la UE la semana pasada.

Un apoyo a la oposición ucraniana que lidera Alemania, cuyo ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, afirmó que «las amenazas y las presiones económicas que hemos observado este año son simplemente inaceptables», en referencia a Rusia.

En respuesta a esas críticas, su homólogo ruso, Sergei Lavrov, criticó el comportamiento «histérico» de Occidente. «Esta situación está relacionada con la histeria de algunos países europeos después de que Ucrania decidiera (...) no firmar» el acuerdo, declaró.

Llamada al diálogo

Por su parte, durante la cita en Kiev, la directora política del Servicio Europeo de Acción Exterior, Helga Schmid, llamó al Gobierno y a la oposición a iniciar un «urgente diálogo» para rebajar la tensión y encontrar una solución mutuamente aceptable a sus discrepancias, incidiendo que una solución política es la única posible para la crisis en Ucrania. Sostuvo que «la UE sigue abierta» a la firma del acuerdo, asegurando que esa integración no será «en detrimento» de Rusia.

También el secretario general de la OSCE, Lamberto Zannier, declaró que la organización que dirige «está dispuesta -al igual que yo personalmente- a contribuir a reforzar el diálogo entre las dos partes» enfrentadas. Asimismo, subrayó la importancia de un «diálogo pacífico» y del «respeto de los derechos fundamentales como la libertad, el derecho a la libertad de expresión y la libertad de prensa», según recogió el portal de la OSCE.

Esta reunión de la OSCE estaba prevista desde hace tiempo y se ha mantenido pese a la crisis, ya que Kiev es escenario de manifestaciones desde que el gobierno renunciara a firmar un acuerdo de asociación con la UE.

Pero el apoyo occidental no se ha limitado a las palabras. El miércoles por la noche, Westerwelle y Zannier, se reunieron con los manifestantes antigubernamentales en la Plaza de la Independencia, epicentro de la llamada Revolución Naranja que en 2004 apartó del poder a Yanukovich e instauró en él a los prooccidentales.

Allí, Westerwelle dijo que «estamos aquí en tanto que europeos en casa de otros europeos. Las puertas de la UE permanecen abiertas. Ucrania debe estar en Europa y las propuestas europeas mantienen su actualidad».

Ese mismo día recibieron también el apoyo de los tres presidentes que precedieron al actual mandatario, Leonid Kravchuk, Leonid Kuchma y Viktor Yushenko, cuya renuncia reclamaron.

«Fenómeno normal»

«Las protestas son un fenómeno normal para una democracia que se desarrolla», afirmó el primer ministro ucraniano, Mykola Azarov, al saludar a los participantes en la cumbre.

Azarov agregó que el Ejecutivo «comprende los motivos de las protestas», pero denunció que hay fuerzas políticas que aprovechan el descontento popular para luchar contra las autoridades legítimas. Acusó a «fuerzas extremistas» de la ocupación de edificios públicos en Kiev, entre otros el Ayuntamiento de la capital.

El jefe del Gobierno denunció que los manifestantes bloquean el trabajo de la Administración Presidencial, del Gobierno y de la Rada Suprema (Parlamento).

«Les decimos a quienes hacen esto que están violando la ley, que esa no es la vía europea de desarrollo, y llamamos a resolver todos estos asuntos en una mesa de diálogo», añadió.

El jefe de la Policía de Kiev, Valeri Mazan, dio ayer a los manifestantes antigubernamentales un plazo de cinco días para desbloquear la sede del Gobierno, según una resolución judicial.

Mientras, la Rada no pudo celebrar su sesión plenaria después de que diputados opositores impidieran el acceso a la mesa de la presidencia de la Cámara y se constatara la falta de quórum para iniciar la reunión.

Preguntado por las demandas de los opositores, el primer viceprimer ministro, Sergui Arbuzov, declaró en una entrevista difundida ayer en la página web de la cadena televisiva Kanal 5, que no descarta que la cuestión de las elecciones anticipadas se discuta en un eventual diálogo con la oposición.

En Donnetsk, ciudad de la cuenca minera del este de Ucrania y feudo de Yanukovich, unas 10.000 personas se manifestaron para apoyarlo.