Iñaki LEKUONA
Periodista

Siniestra derecha

Después de haberse estampado los morros en varias ocasiones en las grandes citas electorales, François Bayrou ha decido envidar a pequeña para intentar asegurarse un futuro político apostando su resto, que ya no es mucho, en las municipales. El premio es mucho menor que una cartera ministerial, pero la alcaldía de una capital de departamento es mejor que nada.

La verdad, no está en su mejor momento este bearnés cuyo máximo logro fue el de refundar el centro a la imagen y semejanza de la derecha. A punto estuvo de tocar el cielo republicano, pero al final su mensaje acabó diluyéndose en el conservadurismo del que dice no formar parte.

Ha echado cuentas el profesor y, por lo visto, se ha dicho que para lo que le queda en política, lo mejor es esperar sentado como primer edil de la capital de su querido Bearne. Y ahí anda, de acá para allá, dejándose ver allí donde pueda ser visto, desplegando su talento interpretativo en colegios, fiestas y estadios, hasta que al final su ajetreo ha acabado en siniestro. Así es; bien porque la agenda del precandidato está demasiado repleta o porque sus cálculos horarios son tan nefastos como los políticos, el caso es que este sábado llegó con retraso al partido de rugby en el estadio de Pau y, hombre de acción como es, Bayrou optó por saltar la verja de dos metros y medio del recinto con tan mala suerte que quedó enganchado, fracturándose «de gravedad» la mano izquierda.

En realidad, nadie se ha preocupado en exceso. Como todo el mundo sabe, lo suyo es la derecha. Pero lo malo para él es que ha perdido la poca mano izquierda que le quedaba, que no era mucha. En adelante, tendrá que usar su siniestra, y esa parece tenerla en forma.