Fede de los Ríos
JO PUNTUA

El ministro del Juicio Final

Si el aborto, a juicio de Jorge Fernández, tenía algo que ver con ETA; la desaparición de la familia como Dios manda y la pérdida de la amistad son responsabilidad del independentismo catalán

Pero qué le pasa últimamente al Ministro del Interior que más parece una de las siete trompetas anunciadoras del Apocalipsis?

Por la mañana califica de «deleznable» y «repugnante» la comparecencia en Durango de los liberados, tras sentencia de Estras- burgo, para valorar la última declaración del colectivo de presos políticos vascos: «El lugar donde se ha convocado el akelarre es un antiguo matadero. No sé si lo eligieron con ese conocimiento previo pero va muy buen para el caso», declaró el nuevo Torque- mada. Ya se sabe que lo que más pinocho le puede poner a un inquisidor, aparte de una sesión de tormento sobre cuerpo de hereje, es un akelarre; al fin y a la postre, de la existencia de los akelarres, reunión de brujas y brujos presidida por un Satanás con forma de macho cabrío, sólo dan fe las actas acusatorias de los inquisidores por las que miles de personas fueron ajusticiadas. También antaño hábiles interrogatorios conseguían la confesión del reo.

Por la tarde arremete contra el President Artur Mas al que acusa de estar provocando una «fractura» sin precedentes en la sociedad catalana. El proyecto soberanista está «contaminando la convivencia» quebrando las relaciones de familias y amigos. Jorge Fernández Díaz ha añadido que, como catalán (posiblemente el único de todo el orbe que se hace llamar Jorge), lo que le «duele de verdad» de los planes de Mas es que está fracturando a la sociedad catalana hasta el punto que estas Navidades ha podido comprobar que hay familias o amigos que han optado por no reunirse. «Acabo de vivir situaciones muy tristes que jamás pensé que viviría en Catalunya», se ha lamentado conteniendo las lágrimas.

El villancico «El 25 de desembre/ Fum, fum, fum./ El 25 de desembre/ fum, fum, fum./Ha nascut un minyonet/ ros i blanquet,/ ros i blanquet./ Fill de la Verge María/ És nat en una establia/ fum, fum, fum» no se cantó en barrios enteros y a los caganers de muchos belenes catalanes su defecación característica se tornó estreñimiento debido a la tensión vivida en los hogares. La visión de l'estelada en el lugar que antes ocupaba la estrella guía de los Reyes Magos ha hecho que los pastorets y las lavanderas exijan el fin de la ocupación romana así como una vivienda de alquiler social para María, José y la niña Jesusa. Porque al final, frente a todo pronóstico, ha resultado ser niña.

Los miasmas independentistas que todo lo inundan amenazan el consumo del cava tan propio de estas fiestas. Ya nadie brinda en familia. «Cunyats» contra «cuñaos», «cosíns» que no dirigen la palabra a sus «tietas». Nietas que hacen la peineta «als avis». «Quin merdé nen!»

Ya veis queridos, si el aborto, a juicio de Jorge Fernández, tenía algo que ver con ETA; la desaparición de la familia como Dios manda y la pérdida de la amistad, pilares fundamentales de la sociedad, son responsabilidad del independentismo catalán.

¿Será la abstinencia de la carne? («Semen retentum venenum est»), ¿el gluten de alguna hostia y él celíaco? ¿Un cilicio excesivamente apretado en delicada parte?

Lo que producía risa ya resulta despropósito.