Los grupos civiles de autodefensa pidieron al gobernador de Michoacán, Fernando Vallejo, poder patrullar con el Ejército y el resto de fuerzas federales mexicanas para ayudarles a identificar a los miembros del cártel de Los Caballeros Templarios. Se comprometieron a dejar de portar en público sus armas y a no seguir, «posiblemente», arrebatando los municipios de la zona a los narcotraficantes, después de que los soldados incrementaran su presencia en este bastión de los Templarios y recuperan Apatzingán, Uruapan, Mugica y Nueva Italia.

En Apatzingán, Uruapan y Mugica desarmaron a los policías municipales, a los que las autodefensas acusan de trabajar para los Templarios, y los acuartelaron. En Nueva Italia, tras dialogar con la población y la guardia comunitaria, acordaron que ésta colaborará con la Policía Federal en tareas de vigilancia, pero sin portar armas de fuego. Comandantes de la Policía Federal pidieron un voto de confianza a los pobladores para que sean sus agentes quienes combatan al crimen organizado.

Hipólito Mora, líder del grupo de autodefensa de La Ruana, celebró el desarme de los policías municipales y la seguridad quede en manos de las fuerzas federales, y dijo que tendrán que confiar en que éstas les brinden seguridad. Aunque Mora se mostró confiado en que el Gobierno será capaz de restablecer el orden en los municipios castigados por el cártel, otro de los líderes de las autodefensas, Estanislao Beltrán, se mostró muy crítico con la actitud de las autoridades y volvió a denunciar su falta de «seriedad». El grupo de Beltrán, contrario a dejar las armas mientras no se detenga a los principales líderes de Los Caballeros Templarios, tenía previsto pronunciarse ayer sobre esta cuestión.

El Gobierno de México desplegó el lunes un vasto operativo para recuperar el control de los municipios de la región de Tierra Caliente en manos de grupos de autodefensa civil, que en sus primeras horas se cobró la vida de cuatro civiles en Antúnez, entre ellos una menor de 11 años.

Los grupos de autodefensa que actúan en 15 de los 113 municipios de Michoacán -donde el expresidente Felipe Calderón movilizó por primera vez al Ejército en su «guerra contra el narco» en 2006- nacieron a principios de 2013 en respuesta al desprestigio y la inoperancia de las autoridades, a las que acusan de connivencia con los Templarios. Estos grupos, convertidos en algunos casos en verdaderas organizaciones paramilitares, lanzaron en diciembre una ofensiva para tomar el control de los municipios en manos de los narcotraficantes.