BELÉN MARTÍNEZ
ANALISTA SOCIAL
AZKEN PUNTUA

«Matxinada» en Gamonal

La revuelta popular contra la bulevarización de Gamonal es un «¡basta ya!» a la especulación inmobiliaria, expropiación y privatización generalizadas del espacio público. Una declaración de guerra contra la corrupción normalizada y banalizada que favorece que oligarcas medren -y gobiernen- a la sombra de la crisis financiera. Como el tal Antonio Miguel Méndez Pozo, Michel, también apodado El Jefe. El becerro de oro ante el que se postran los poderes públicos.

En 1992, Méndez Pozo fue condenado a siete años y tres meses de prisión y 12 de inhabilitación, aunque solo cumplió siete meses antes de salir en tercer grado. Este privilegiado de la Justicia es el actual presidente de la Cámara de Comercio burgalesa, además de empresario constructor y magnate de los medios de comunicación regionales.

La matxinada de Gamonal evidencia la existencia de un apartheid social y cultural, suscitando adhesiones sin reservas entre las y los desposeídos, a quienes han arrebatado todo. Hasta el miedo. Entretanto, el bienpensantismo político e intelectual insiste en cuáles son las líneas de demarcación entre la «protesta pacífica» y la «violencia». Su doctrina es: circule, circule... Aquí no ha pasado nada. Pero sí está pasando.

Los sucesores de Fraga han querido instaurar el paradigma securitario de «la calle es mía». No lo han conseguido. Ante la «imposibilidad material» de llevar a cabo las obras, el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, decide su «paralización definitiva y apostar por la convivencia». Ahora sabemos que resistir es vencer. Gamonal es afirmación de energía y dinamismo social. Vitalismo popular y solidaridad a partes iguales.