Alberto PRADILLA

Urkullu critica el «inmovilismo» tras reunirse en secreto con Rajoy

El lehendakari, Iñigo Urkullu, cuestionó el «inmovilismo» ante el nuevo ciclo político. Una falta de pasos que repartió entre Gobierno español e izquierda abertzale, a quien interpeló recordando la «estrategia unilateral». Hizo estas declaraciones horas antes de filtrarse que el martes se reunió en secreto con el presidente español, Mariano Rajoy

El lehendakari, Iñigo Urkullu, y el presidente español, Mariano Rajoy, mantuvieron un encuentro el martes por la noche en el que trataron aspectos relacionados al ciclo político abierto en Euskal Herria tras el cese de ETA. Sin confirmación por parte de Lakua y con una mención de Urkullu a la «discreción» que habría solicitado Moncloa (desde donde tampoco se hacían comentarios), apenas trascendió el contenido, aunque cuestiones como la política carcelaria estuvieron sobre la mesa.

Poco después de la reunión, de aproximadamente hora y media según «El País», el lehendakari intervino en el Foro Nueva Economía, donde cuestionó el «inmovilismo» ante el nuevo ciclo, reiteró que «la situación ha cambiado» y abogó desarrollar una «memoria crítica del pasado que denuncie todas las vulneraciones de derechos humanos y reconozca y ampare a las víctimas». En ese momento no se había filtrado el encuentro, así que el lehendakari se limitó a desear «movimientos». Horas después de su intervención se haría público el fallecimiento del preso vasco Arkaitz Bellón en la cárcel de Puerto I.

«No entiendo el inmovilismo, no aporta nada. Sé muy bien quién es acreedor y quién es deudor», dijo, «pero hablamos de paz y hablamos de normalización en la convivencia». Urkullu aprovechó también para repartir las culpas entre Gobierno español e izquierda abertzale, a la que interpeló haciendo referencia a «quienes dijeron que estaban llevando un proceso unilateral». A partir de ahí, desgranó las cuatro bases de su proyecto de resolución. La primera, «contribuir a un final ordenado, definitivo e incondicionado de la violencia de ETA y sus consecuencias».

La segunda, «fortalecer una memoria crítica del pasado que denuncie todas las vulneraciones de derechos humanos y reconozca y ampare a las víctimas». La tercera, «avanzar en el diálogo político» para profundizar en la convivencia y, por último, promover «una cultura de la convivencia y la reconciliación». Un planteamiento dentro del que ubicó la necesidad de que «las cuatro tradiciones políticas vascas» lleguen a acuerdos sobre normalización. «Se está trabajando», reiteró, poniendo en valor el plan de pacificación del Parlamento de Gasteiz.

Acercamiento desde los 90

«No entiendo que algunos sectores pretendan actuar como si nada hubiera cambiado. La situación sí ha cambiado, mucho y a mejor», afirmó Urkullu, vinculando la inacción de Rajoy a la situación interna del PP, cuestionado ahora por el lobby ultra de la AVT. Sí que reconoció que el hecho de que el cese de decretado por ETA sea definitivo, «no justifica abandonar el trabajo por la paz y la convivencia».

Sobre cuestiones concretas, como la política carcelaria, el lehendakari instó a tomar medidas que desvinculó de posicionamientos como el comunicado de EPPK o la comparecencia de expresos en Durango. Recordó que el acercamiento «es una reivindicación por parte de las instituciones vascas desde la década de los 90» y la defendió apelando a los derechos humanos, a la «resocialización» y a la «reinserción». En este sentido, recordó que los cambios se podrían realizar sin cambiar la normativa penitenciaria y llegó a defender que estos movimientos permitirían «no provocar el victimismo, entre comillas, de ese mundo».

La de ayer sería la cuarta reunión mantenida entre Lakua y Moncloa. Una de ellas fue pública y las otras tres, sin notificar. Un planteamiento defendido para «redundar en la eficacia».