El movimiento 20 de febrero (20F), como se llamó en Marruecos a la forma que en este país adoptó la mal llamada «primavera árabe», cumple hoy tres años convertido «en una idea» y con un legado a sus espaldas: la gente ha perdido el miedo a manifestarse..

El rey Mohamed VI se vio forzado a la revisión de la Constitución, adoptada meses después en referéndum, y a la que siguieron unas elecciones anticipadas que propiciaron la llegada por primera vez al gobierno de una formación islamista, el Partido Justicia y Desarrollo (PJD).

La retirada del apoyo a las protestas del ilegal pero tolerado movimiento Justicia y Caridad por discrepancias con los jóvenes «laicos» restó fuerza a las movilizaciones.

Todos los protagonistas de aquel levantamiento coinciden en que nada ha cambiado, aunque destacan que es el régimen el que siente miedo, como lo muestran el medio centenar de activistas que siguen detenidos y las prohibiciones que pesan sobre sus marchas.

Y de vez en cuando resurge, como cuando el rey alauí indultó a un militar pederasta español. Las protestas le obligaron a dar marcha atrás, Y cualquier mecha puede encender otra vez el fuego.