El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se vio ayer metido de lleno en el escándalo de corrupción que desde hace meses trae de cabeza a su Gobierno, tras difundirse una grabación telefónica que él tildó de «montaje».

La grabación, difundida el lunes en la web Youtube y cuya autenticidad no pudo confirmarse con una fuente independiente, implica por primera vez a Erdogan de forma personal en este escándalo de corrupción. Hasta ahora, solo se habían visto salpicadas personas cercanas a él.

En la grabación, fechada el 17 de diciembre, un hombre presentado como el primer ministro turco le pide a otro, presentado como su hijo mayor Bilal, que se deshaga de unos 30 millones de euros, apenas unas horas después de una redada policial contra decenas de allegados al Gobierno.

En su discurso semanal ante los diputados de su formación, el AKP, denunció que «lo que se ha hecho es un ataque abyecto contra el primer ministro de la República de Turquía. Nadie puede salir impune». «Nunca cederemos», añadió entre aplausos. Previamente, el Ejecutivo tachó la grabación de «montaje inmoral y completamente falso», y advirtió de que castigará a sus responsables.