«Esa es la reedición de la cosecha que puede dar la corrupción, la venalidad que puede dar la compraventa del voto y el fraude», afirmó ayer en La Habana el guerrillero Seuxis Paucias Hernández, alias «Jesús Santrich», miembro de la delegación de paz de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), al referirse a las recientes elecciones legislativas.

Santrich respondió así a las preguntas de periodistas sobre su opinión acerca del nuevo Congreso conformado tras los comicios del 9 de marzo, en las que los partidos de la coalición de Gobierno lograron mayoría de escaños, mientras que el expresidente Álvaro Uribe consiguió un puesto en el Senado.

El guerrillero manifestó que la nueva legislatura supone la «repetición de una institucionalidad que está corroída y que requiere un cambio urgente y que pide a gritos la realización de una Asamblea Nacional Constituyente que verdaderamente garantice que se van a dar en Colombia cambios que beneficien al pueblo».

Sobre Uribe, uno de los principales críticos del Ejecutivo de Juan Manuel Santos y del proceso de paz que abrió con las FARC en 2012 en Cuba, Santrich aseveró que su presencia en la Cámara Alta indica «la credibilidad que puede tener ese Congreso».

«Hay algunas excepciones de valiosos hombres y mujeres que pueden dar una batalla ahí, pero en un mar de dificultades, en un mar de penurias propias de este caldo de brujas que existe ahí, en el Parlamento», apuntó.

En la comparecencia ante la prensa, Santrich desmintió asimismo que la guerrilla pretenda incorporar a su equipo de paz en La Habana al jefe guerrillero Hernán Darío Velásquez, conocido como «El Paisa». La información fue divulgada el viernes por el propio Uribe en su cuenta de Twitter, en la que advertía de que el Gobierno de Santos pretendía hacer «otra trampa» y mandar a Cuba a «El Paisa», jefe de la columna móvil Teófilo Forero, una de las más activas de las FARC.

Acoso policial

Por otro lado, las FARC asumieron en un comunicado la muerte de dos policías capturados el fin de semana pasado en el suroeste de Colombia, en respuesta, dieron, a «la gran operación militar de persecución» desatada contra lla guerrilla tras su «detención».

El comandante Germán Méndez Pabón y el patrullero Edílmer Muñoz Ortiz desaparecieron el 15 de marzo en la zona rural de Tumaco cuando trabajaban en «un plan de consolidación de la presencia del Estado en zonas remotas y vulnerables, y sus cuerpos fueron hallados tres días después con signos de tortura, según denunciaron las autoridades.