Floren Aoiz
JO PUNTUA

Estamos de moda y no nos hemos dado cuenta

Bienvenidos y bienvenidas al rupturismo, pero lecciones las justas, porque nos estamos haciendo viejos y viejas, pero no pendejos y pendejas, y si algo tenemos en la izquierda abertzale es memoria

Esto le pasa a uno por tener sus años. Ves a los de IU con una camiseta reivindicativa o hasta con una pancarta y flipas, porque recuerdas qué ocurría cuando a finales de los ochenta tú hacías cosas de esas en el Parlamento Foral. Tampoco se te va de la cabeza la imagen de los electos de Herri Batasuna en Gernika cantando el Eusko Gudariak al Borbón ahora abdicante mientras algunos jeltzales gritaban Viva España y Viva el Rey.

Ahora parece que la política de izquierdas y en general la protesta han sido siempre así pero, amigas y amigos, ¡la que nos caía encima cada vez que hacíamos una de esas! Como nos han copiado tanto, ahora parece que es lo más normal del mundo, pero hay que recordar que prácticamente sólo la izquierda abertzale hacía esas cosas entonces tan raras y ahora tan normales. Y, ya puestos, no sobra traer a colación que entre quienes afeaban nuestras conductas estaban algunos de los que ahora lucen camisetas o broches tricolores.

Tengo amigos y amigas que recorrieron Nafarroa buscando testimonios de crímenes franquistas mientras personajes y partidos que actualmente enarbolan la bandera republicana española les ponían todos los obstáculos imaginables y alguno que ni se os ocurre. Esos «rojos» de postín estaban hasta el cuello en la operación reforma y la memoria les resultaba muy incómoda. Eran de los que, con Carrillo, Guerra y González, habían arrojado la tricolor al basurero de la historia, pero ahora, cuando otras generaciones marcan nuevas pautas, se nos presentan como «republicanos de toda la vida». Y sí, a mí también me vienen a la cabeza los «demócratas de toda la vida».

Todos nos copian. Y como en este país tenemos un punto de complejo aldeanil (es lo que tiene la colonización) nos venden como novedades copias de lo que hicimos aquí hace treinta años. Por ese camino, no es de extrañar que haya personas que tomen por último grito una versión española remozada de la Mesa de Alsasua más de treinta años después de la nuestra. Y así andamos, flipados y flipadas ante la novedad de que en las Españas comiencen a organizar una izquierda combativa capaz de sumar multitudes. Como si no lo hubiéramos hecho aquí hace décadas. Como si no estuvieran copiando nuestro estilo, discurso, frases literales incluidas...

Más vale tarde que nunca y, en el fondo, esto nos provoca orgullo y satisfacción. Pero no está de sobra recordar que hemos pasado años diciendo en solitario lo que ahora tantos dicen. No está de más poner sobre la mesa que si la puerta de la asquerosa transición nunca se pudo cerrar es porque pusimos la pierna y no la quitamos, aunque nos hicieron de todo para que les dejáramos vía libre. Y tengo muy presente lo que una persona acaba de denunciar que le ha hecho la Guardia Civil en la incomunicación.

Así que bienvenidos y bienvenidas al rupturismo, pero lecciones las justas, porque nos estamos haciendo viejos y viejas, pero no pendejos y pendejas, y si algo tenemos en la izquierda abertzale es memoria. Bueno, eso y el orgullo de haber acertado en nuestros análisis y en nuestra apuesta estratégica.