Arantxa MANTEROLA BAIONA
DEBATE SOBRE LA EUTANASIA ACTIVA

La absolución total de Bonnemaison relanza la demanda de cambio legal

Una cerrada ovación se apoderó ayer de la Sala de los Pasos Perdidos del Palacio de Justicia de Pau, donde se concentraban amigos y colegas de Nicolas Bonnemaison, al conocerse la absolución del médico acusado de haber dado muerte a siete pacientes en fase terminal. El debate sigue.

Acompañado de su esposa y abogados y entre un mar de cámaras y micrófonos, el doctor Nicolas Bonnemaison abandonaba ayer a mediodía el Palacio de Justicia de Pau, libre de todos los cargos en su contra. Visiblemente aliviado y emocionado, el médico del Hospital de Pau no quiso hacer ninguna declaración a su salida, manteniendo así la coherencia anunciada la víspera por uno de sus abogados, que subrayó en su alegato que su defendido «no es ni un un héroe ni un mártir», sino una «víctima».

El jurado compuesto por tres magistrados y seis jurados se había retirado a deliberar a primera hora de la mañana, después de que el propio acusado hubiese ejercido su derecho a la última palabra. En los cinco minutos que duró su intervención, el médico hazpandarra se declaró dispuesto a explicarse con las familias si así lo desean. «Esos pacientes me atormentan día y noche», remarcó, extendiendo esta preocupación a todos sus allegados. También tuvo palabras de agradecimiento con los colegas que le han apoyado durante todo el proceso y deseó que se pacifique la situación dentro del hospital de Baiona en que trabajaba, tras la polémica sembrada por el caso.

Catorce preguntas

El jurado tardó tres horas en establecer el veredicto. Tenían que contestar a dos preguntas por cada uno de los siete pacientes de cuya muerte se le acusaba: si consideraban a Bonnemaison culpable de haber atentado contra la vida de esa persona y si los hechos fueron cometidos sobre enfermos en una situación particularmente vulnerable debido a su estado físico.

El presidente anunció que se había responsido negativamente a todas ellas al considerar no probado que Bonnemaison tuviese la intención de darles muerte «en el sentido que establece el artículo 221-5 del Código Penal». Mantuvo esta conclusión incluso en los casos en que no hubiese informado previamente ni a la familia ni a otros profesionales del equipo médico, como establece la ley actual.

Quedaba, pues, denegada la petición fiscal de cinco años de cárcel -eximidos de cumplimiento- realizada la víspera por el fiscal Marc Mariée que, a la vista de la cadena perpetua que podía haber sido requerida en su contra dada la gravedad de los hechos, obviamente suponía ya una petición menor. El acusador no decidió ayer si recurrirá o no esta sentencia.

Los abogados del médico valoraron muy positivamente la resolución. El letrado Benoît Ducos-Ader declaró que se trata de un veredicto de «gran relevancia». «Estoy doblemente contento porque mi cliente ha sido absuelto y porque la justicia popular impulsa a los legisladores a adecuar la ley. La sentencia demuestra la necesidad de hacer evolucionar la actual legislación. Además interviene en el mismo momento en el que se está tratando el `caso Lambert', por lo que espero que obligue a los legisladores a ir más allá», añadió el letrado.

Caso particular

Jean Leonetti, mentor de la actual ley sobre los derechos de los pacientes, consideró que no se puede generalizar el caso de Bonnemaison. «Como dije en mi declaración en el juicio, creo que no actuó de mala fe. El veredicto vale para serenar las cosas, pero el caso de Bonnemaison es particular y no quisiera que se vaya a considerar que se tiene derecho a dar muerte a los enfermos», matizó.

Por su parte, el director del Hospital de la Costa Vasca, Michel Glanes, mostró también su satisfacción porque «después de tres años de un procedimiento muy difícil, esto va a serenar los ánimos». Glanes afirmó que no puede gestionar el asunto de otro modo: «A partir del momento en que tocaron mi puerta, era demasiado tarde. No quiero renegar de mis decisiones, pero no tenía otra opción. El diálogo tenía que haberse dado antes».

Glanes se declaró dispuesto a readmitir al médico absuelto si recupera la autorización de ejercer la medicina y si él mismo así lo quiere. Un deseo que el propio Bonnemaison no ha cesado de manifestar desde que fuese expulsado de la profesión por el Colegio Nacional de Médicos. Sus abogados ya anunciaron que van a acudir al Consejo de Estado para revocar tal decisión toda vez que consideran que hubo irregularidades en la forma en la que se adoptó.

Sentencias contradictorias en el «caso Lambert»

Unas horas después de que el Consejo de Estado se pronunciase a favor de cesar los tratamientos y cuidados médicos que mantienen en vida a Vincent Lambert, incluidas la hidratación y alimentación artificiales, el mismo martes el Tribunal de Estrasburgo se manifestaba en sentido contrario.

Los magistrados de la Corte de Derechos Humanos exigían expresamente a París que la decisión del Consejo de Estado quedase en suspenso y no se aplicase hasta que pudiesen examinar el fondo de la demanda, lo que puede tardar años.

Vincente Lambert es un hombre de 38 años en coma desde 2008 como consecuencia de un accidente. Una parte de su familia lleva años solicitando a los tribunales que se les permita paralizar los tratamientos que lo mantienen con vida. Además del carácter irreversible de su estado, avalado por informes médicos que confirman su estado vegetativo, argumentan que el propio Lambert manifestó varias veces antes de sufrir el accidente su deseo de no ser mantenido en vida artificialmente.

Sin embargo, otra parte de su familia, en concreto sus padres, se opone a cesar los tratamientos y había interpelado el lunes al Tribunal de Estrasburgo de modo preventivo. Este ha aceptado, asimismo, que no se desplace al paciente del Hospital de Reims, donde se encuentra ingresado en la actualidad. Sus temen que la esposa de su hijo, que recientemente ha fijado domicilio en Bélgica, se lo lleve a aquel país, donde la eutanasia es legal. A.M.