PELOTA | Semifinal del Torneo de Donostia

Los escalones, de uno en uno

Altuna III reconoció que, hoy por hoy, necesita mayor ventaja atrás para intentar vencer a Martínez de Irujo.

MARTÍNEZ DE IRUJO-ZABALETA 22

ALTUNA III-MERINO II 15

Por mucho que David Merino comenzara el partido poniendo la pelota en el rebote, que el de Villar de Torre lograra, por momentos, desactivar a Martínez de Irujo y aguantar hasta el ecuador del partido, la primera semifinal del Torneo de Donostia demostró que los escalones son para subirlos uno a uno y que, como el propio Altuna III reconociera sin ambages al término del partido, hoy por hoy, el amezketarra necesita más ventaja en los cuadros largos para tratar de ganar al de Ibero, que volvió a marcar la diferencia y jugará su tercera final estival consecutiva, una vez que ha recuperado su zurda.

Los momios de 100 a 20 que se cantaron de inicio, a favor de los colorados, eran el mejor reflejo de las dudas que creó en la cátedra el trabajo de la intendencia, entendiendo que, con Irujo recuperado su combinación con un Zabaleta mejorado era excesiva para un neoprofesional como Altuna, por mucho que David Merino esté atravesando por un buen momento.

La pegada de los favoritos se hizo notar enseguida y el partido pareció descoserse en cuanto los colorados tomaron rentas importantes (5-2, 8-3 y 10-5), sin que los azules parecieran encontrar soluciones.

Sólido Merino II

Sin embargo, un cambio de pelota y el acierto de David Merino en arrimar la pelota a la pared izquierda permitió a la pareja que partía de víctima reengancharse al partido, para regocijo de los aficionados, que se habían decantado claramente por los más «débiles».

En los momentos en los que los azules lograron desconectar a Martínez de Irujo, el partido resultó mucho más equilibrado, llegando incluso a adelantarse en el ecuador del choque (10-11). Sin embargo, en un partido jugado a tacadas, el campeón manomanista recuperó el mando del juego y rompió, esta vez definitivamente, el partido con un parcial de 9-0.

Ante su ídolo, a Altuna III solo le quedó el consuelo de dos preciosos tantos finales, muy aplaudidos por los pelotazales.