EDITORIALA
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El TAV es «prioridad», pero no sostenible

El informe sobre el TGV que hoy hará público el Tribunal de Cuentas francés constata sin rodeos la inviabilidad económica del modelo de alta velocidad. Un agujero económico continuo y sin fin del que ya habían advertido los gestores de las infraestructuras ferroviarias de los estados francés y español, SNCF y ADIF, respectivamente. No se trata de previsiones, sino de constataciones que evidencian la irresponsabilidad de muchos representantes políticos regionales, estatales e incluso supraestatales que apuestan por la proliferación de líneas y estaciones, lo que no hace sino agrandar ese agujero.

Son constataciones que desmienten las previsiones en las que se basaron los promotores de tantos proyectos de alta velocidad, presentándolos como sinónimo de prosperidad económica. Previsiones que no tenían fundamento alguno, como se ha demostrado incluso teniendo que cerrar varios tramos en algunos lugares por falta de usuarios. Esa supuesta prosperidad económica ha resultado, así, serlo para algún bolsillo privado pero un desastre para las arcas públicas, es decir, para los ciudadanos. En los estados español y francés se han congelado algunos proyectos, en gran parte obligados por la crisis, lo que no ha ocurrido en Hego Euskal Herria, donde la alta velocidad sigue siendo una «prioridad» a la que se dedica gran parte de los presupuestos mientras estos se reducen en materias al parecer no tan prioritarias como educación, sanidad o protección social. Una inversión gigantesca en una macroinfraestructura aislada, pero cuya prioridad es incuestionable según los gobiernos de Lakua e Iruñea.

Hace mucho que algunos, además de señalar otros inconvenientes, principalmente medioambientales, habían advertido de la insostenibilidad de la alta velocidad, y por ello fueron descalificados. Ahora no son «los que dicen a todo no», o «los contrarios al progreso» quienes lo reiteran con datos reales. Negarse a aceptar esa realidad y continuar con unos proyectos que se han demostrado descabellados es muestra del nulo respeto a los intereses de la ciudadanía de unos responsables políticos enrocados.