El presidnete brasileño, Jair Bolsonaro, dio ayer el primer paso de una nueva reforma ministerial para cimentar sus apoyos en el Congreso e impulsar su polémica agenda, en un momento de fuerte desgaste por la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia de coronavirus.

Bolsonaro comenzó el baile de cargos con un cambio en la cartera más estratégica del Gobierno: el Ministerio de la Presidencia, encargado de las difíciles articulaciones entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.

El nuevo ministro será el senador Ciro Nogueira, un veterano político sospechoso de corrupción y que conoce los resortes del poder en Brasilia, pues se ha pasado la mitad de sus 52 años entre la Cámara Alta y la Baja.

Nogueira es presidente del derechista Partido Progresistas (PP) y uno de los líderes más influyentes del llamado «centrón», un grupo que reúne varias formaciones conservadoras que controlan el Parlamento y a las que Bolsonaro intenta aproximarse. Respaldó en su día al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y ahora trabajará codo con codo con Bolsonaro, a quien en alguna ocasión llegó a calificar de «fascista».

El senador, que sustituirá en el cargo a Luiz Eduardo Ramos, general de la reserva del Ejército, ha sido denunciado dos veces por la Fiscalía y es objeto de otras tres investigaciones vinculadas con asuntos de corrupción. Ramos pasará a ser ministro de la Secretaría General de la Presidencia.

El movimiento de Bolsonaro llega en su peor momento desde que asumió el poder en 2019, en medio de una pandemia que deja más de 1.000 muertos al día y un desempleo récord (14,7%).