Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Una canción irlandesa»

Un musical sin canciones sobre la muy verde Irlanda

Al igual que ha ocurrido en diferentes fases de la Historia en los que la humanidad se encontró en fases de decaimiento, el musical adquirirá un gran protagonismo de aquí a finales de año con un encadenado de estrenos en los que este género asumirá la difícil tarea de poner un poco de color y música a un mundo vapuleado emocionalmente por la pandemia. A la espera de estos títulos que están abanderados por la nueva versión que Spielberg ha filmado de “West Side Story”, se ha colado en nuestra cartelera un producto de tercera fila con el que John Patrick Shanley se ha estrellado trasladando su propio musical “Outside Mullingar” al formato cinematográfico. En realidad, lo que el director de “Joe contra el volcán” ha hecho es sacrificar el repertorio de su obra delegando todo el interes en una historia de amor que nunca funciona, debido en gran medida a la nula química que se desprende de la pareja protagonista, encarnada por la excelenter Emily Blunt y un soso Jamie Dornan que parece haber perdido el rumbo desde su festival de saltos de cama en “50 sombras de Gray”. Shanley ha perpetrado en la gran pantalla una exaltación cromática de la muy verde Irlanda que deriva en un artificio muy meloso teñido por flautas, violines y diálogos desesperantes.

Esta crónica irlandesa en torno a dos amantes cuyas familias mantienen un enfrentamiento por culpa de una parcela que divide sus granjas, se ha excedido en su intento por resultar afable, consiguiendo el efecto contrario debido a su subrayado emocional.

A falta de canciones, al público tan solo le queda la opción de ser testigo de una accidentada relación sentimental en la que nunca se intuye el legado de películas como “El hombre tranquilo”.

Ni siquiera las presencias de un Christopher Walken que pasaba por ahí y de Jon Hamm logran respaldar la entregada interpretación de Blunt.