
Los presos vascos en que cumplen condena en la cárcel de Sevilla II llevan ya veinte días en huelga de hambre como protesta por las «duras condiciones de vida» que se ven obligados a sufrir, con restricciones de todo tipo para comunicarse o llevar a cabo diferentes actividades. A ello se suma las agresiones físicas sufridas por alguno de ellos tras haber mostrado su disconformidad.
Unas ochenta personas se han trasladado desde Euskal Herria hasta el exterior de la prisión andaluza para hacerles llegar su calor y solidaridad, a pesar de las trabas policiales. Por ejemplo, los agentes han identificado a todos los participantes y han requisado los palos para hacer sonar la txalaparta. No obstante, han sido suplidos por unos zapatos, cuyos tacones han hecho retumbar la madera más allá de los muros. El sonido del cuerno o los irrintzis también han servido para que los presos sepan que no están solos en su pelea.
Son diez los prisioneros que secundan esta protesta y que ya han perdido más de una decena de kilos, según las últimas informaciones difundidas por Etxerat: : Iker Agirre, Gurutz Agirresarobe, Koldo Aparicio, Asier Arzalluz, Juan Mari Etxebarri, Garikoitz Etxeberria, Jesus Goikoetxea, Manuel Gonzalez, Juan Lorenzo Lasa Mitxelena y Roberto Lebrero. Tuvo que dejarla por motivos de salud Urtzi Paul, y tanto él como Javi Agirre e Iñaki Arakama realizan chapeos en respaldo a sus compañeros.

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